Antonio Berni nació en Rosario en 1905, y a fines de 1925 viajó a Madrid con una beca para perfeccionar sus estudios. Al año siguiente se trasladó a París, donde conoció a Louis Aragon (comprometido con el comunismo y pionero, junto con André Breton, del dadaísmo y el surrealismo en París); a Henri Lefebvre, quien lo introdujo en la lectura de Karl Marx (Berni ya había leído a Freud); al poeta Max Jacob, quien le enseñó técnicas del grabado, y a través de Aragon se relacionó con Breton, Paul Éluard, Tristan Tzara, Marcel Duchamp, Salvador Dalí y Luis Buñuel, entre otros. También ese año viajó a Madrid y asistió a una conferencia del líder futurista Marinetti, quien lo movilizó políticamente. En 1928 vio la retrospectiva de Giorgio de Chirico en París, y poco después empezó a pintar composiciones con perspectivas metafísicas y temas del surrealismo.

A fines de octubre de 1931, Berni regresó a la Argentina, donde, luego del crac de 1929, se vivía una gran crisis económica y política a partir del golpe de Estado del militar José Félix Uriburu, en 1930, lo cual lo incitó a hacer un arte de preocupación política y social y a convertirse en activista político al frente de la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos.

En 1931 comenzó a trabajar en obras en las que combinaba pintura al óleo y collage (fotomontaje), al estilo dadaísta. Realizó Tranquilidad de los barrios aristocráticos, La guerra acecha en cada esquina y Susana y el viejo.1 En este cuadro, retrata a una mujer acostada (Susana), que está totalmente desnuda, como La maja desnuda de Goya (ca. 1797-1800), pero que no mira hacia el espectador como la de éste, sino que tiene una mirada un tanto perdida, y le da la espalda a un hombre (el viejo) que la mira detrás de una puerta. A primera vista, la obra llama la atención por varios motivos: primero, la desproporción del tamaño del cuerpo con la cabeza de Susana; luego, el collage con fotomontaje del rostro de la actriz de Hollywood de origen sueco Greta Garbo; y en el otro extremo horizontal, un segundo rostro, el del viejo, de ceño fruncido, grandes cejas, ojeras y grandes bigotes pintados, otro fotomontaje.2 También es inquietante una especie de esténcil, motivo decorativo plano, en el fondo oscuro, entre el cortinado realista. En materia de color, la encarnación del cuerpo de Susana es un tono más claro que su cara (lo cual también es algo extraño), su pelo es amarillo artificial, y se destaca el rojo del camastro que marca el eje horizontal, que contrasta con las sábanas amarillentas y blanquecinas, el almohadón celeste y la cortina azul cerúleo del fondo. Berni mencionó más tarde a Susana y el viejo por la “insinuación de lo extraño e insólito”.3

Esta escena, la primera en la temática del desnudo femenino erótico (para la época), podría corresponder a su experiencia en los burdeles de la calle Pichincha, en Rosario, en 1931, cuando participó como fotógrafo incógnito de una documentación sobre trata de blancas. Estas fotografías, al igual que Susana y el viejo, resultan un claro antecedente para la serie de los años 60 sobre la prostituta Ramona Montiel.

Berni alude al relato bíblico (versión griega) de Susana y los viejos (Daniel, 13), en el que ésta, una joven muy bella, casta y temerosa de Dios, cuando se prepara para su baño, es vista y deseada por dos viejos jueces de Babilonia. Al ser rechazados, la acusan falsamente de adulterio y la condenan a muerte, pero la salva el profeta Daniel, quien interroga inteligentemente a los jueces, haciéndolos contradecirse al indagarlos por separado. Este tema ha sido motivo de numerosas pinturas, que usaban el tema bíblico como pretexto para la representación del desnudo, el ceremonial cortesano y el erotismo.

La obra muestra al voyerista, y alude al acoso a la mujer sin recursos o la prostituta por parte del hombre poderoso. En el caso bíblico, eran jueces; en la obra de Berni se trata de un aristócrata, por su traje tipo chaqué y sus bigotes bien peinados. En cuanto a la mujer, el artista, atraído por el cine, opta por la Garbo, la cara de Hollywood, “la divina”, aunque también una figura controversial, apodada “la mujer que no ríe”, o “la mujer del misterio”, sobre la cual circulaban rumores de romances lésbicos con Marlene Dietrich y Dolores del Río. Pero también la elige como “arquetipo del rostro humano”.4

Este cuadro rompe con el buen gusto de la época en su composición desproporcionada y sus colores disonantes. Es también el primero que hace con tema moralizante, que trata sobre el acoso sexual por parte de hombres que representan el poder del Estado. A la vez, reivindica el lugar de la mujer, víctima del acoso. Es una pieza bisagra entre las metafísico-surrealistas y las político-sociales del Nuevo Realismo, de Manifestación y Desocupación (1934).

Texto de Victoria Giraudo

 

Notas

1. También en 1931 realizó las obras surrealistas El botón y el tornillo, Sueño de una noche de verano a orillas del lago Garda, Objetos en la ciudad y Objetos en el espacio.

2. El “viejo” guarda un parecido con José Félix Uriburu, pero no es su fotografía, ya que Uriburu no era calvo, y el bigote y las cejas fueron pintados sobre la foto por Berni.

3. Cf. Pacheco, Marcelo E., Escritos y papeles privados, Buenos Aires, Temas Grupo Editorial, 1999, p. 56.

4. Barthes, Roland, Mitologías, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008 (1ª edición, 1957), pp. 73-75.

 

Susana y el viejo o Susana y el anciano, 1931

Ficha técnica

Título: Susana y el viejo o Susana y el anciano
Año: 1931
Técnica: Óleo y collage sobre tela
72 × 116.5 cm
Nro. de inventario: 2001.32
Donación: Eduardo F. Costantini, 2001

En exposición

Exposiciones

Arte latinoamericano siglo XX, 2012
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2012

Amigos del Arte. 1924-1942
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2008

Programa Historias 2: Antonio Berni. Susana y el viejo
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2003

Berni
Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Salta
1964

Berni
Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Rosario
1964

Berni
Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Santa Fe
1964

Bibliografía