Desde sus primeros tiempos de participación en el Centre de Recherche d’Art Visuel (CRAV),1 el trabajo de Julio Le Parc se propuso modificar la actitud tradicional del artista y profundizar sus investigaciones individuales en el intercambio grupal. En este marco, una vez que fundaron el Groupe de Recherche d’Art Visuel (GRAV),2 sus integrantes trabajaron en un pequeño taller ubicado en el número 9 de la calle Beautreillis, en París IV, donde presentaban y confrontaban las soluciones que cada uno encontraba a los problemas plásticos que estaba explorando. Pero, además, consideraron que era necesario revalorizar al espectador, cuya relación con la obra de arte había estado sometida a una actitud contemplativa y condicionada por su nivel informativo y cultural. Por lo tanto, en 1963 escribieron que se proponían lograr la activación visual a través de obras fijas (superficies con alto grado de vibración y demanda visual), obras en movimiento (que se transforman continuamente y en las cuales se descarta la noción de comienzo y fin) y obras que requieren el desplazamiento del espectador (en las que éste puede producir cambios adicionales más o menos acelerados al recorrerlas).3

Six cercles en contorsion es una de las piezas con efectos de luz y movimiento que responden a esta necesidad de establecer nuevas relaciones con el público, con propuestas participativas y lúdicas, pero siempre pensadas a partir de recursos mínimos. Al analizar sus obras lumínicas, el artista ha recordado:

Llegué a la luz porque pintaba series de colores que daban una cantidad infinita de variaciones; cuando vi que pintarlas a todas podría tomarme unos doscientos años, entonces, empecé a pensar cómo podía evidenciar ese potencial de variaciones. Comencé a hacer unas pantallitas para multiplicar, puse los colores a los costados, los hacía dar vueltas y, entonces, me di cuenta de que tenía que poner un poquito de luz. Y con el uso de esos materiales pensé que se podían hacer otras cosas, es decir, cada problemática se iba ampliando a otras.4

En efecto, su metodología de trabajo operó sumando y reutilizando los avances de sus investigaciones. En este sentido, después de realizar las cajitas iluminadas que multiplicaban las formas geométricas reflejadas, colocó bandas móviles, luego proyectó sobre esos elementos móviles potentes rayos de luz que dibujaban sombras imprevisibles sobre un fondo cilíndrico y, más adelante, esas bandas de metal dieron lugar a formas con movimientos siempre cambiantes que, muchas veces, aprovecharon los efectos de las luces rasantes.

Six cercles en contorsion es una obra que toma esta línea de trabajo para crear formas cerradas con las bandas flexibles y las presenta dentro de una caja de fondo blanco. Los seis círculos se sujetan por medio de brazos que imprimen un movimiento giratorio producido por micromotores externos. Dado que estos ejes están colocados a diferentes alturas y distancias entre sí, las formas resultantes son de distintos tamaños y se alinean a diferentes alturas; de modo que el conjunto resultante no solo elude la regularidad, sino que está abierto a variaciones inesperadas. Al activarse el mecanismo, la superficie reflejante y flexible de las bandas de acero comienza a contorsionarse y, al mismo tiempo, los haces de luz provocan reflejos y sombras sobre la pantalla blanca de fondo, cuyos cambios se aceleran según el desplazamiento del espectador.

Precisamente, ya en 1961 el GRAV había escrito:

La idea de movimiento presupone la idea de tiempo. Con el movimiento el objeto plástico abandona el plano espacial por un plano espacio-temporal. La percepción de estos fenómenos cambia y así podemos establecer la relación imagen-movimiento-tiempo.5

En consecuencia, Six cercles en contorsion pone en obra el movimiento, la incidencia de la luz y el rol activo del espectador, es decir, manifiesta el interés por alejarse de la noción de obra estable y definitiva, que en la poética de Le Parc se caracteriza por otorgarle tanta importancia a la inestabilidad como a la interactividad.

Texto de María Cristina Rossi

 

Notas

1. El CRAV se fundó en junio de 1960 con la participación de los latinoamericanos Hugo Demarco, Horacio García Rossi, Francisco García Miranda, Sergio Moyano y Le Parc, así como los europeos Francisco Sobrino –español, aunque graduado en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón–, François Molnar, Nadine Servanes, François Morellet, Joël Stein y Jean-Pierre Yvaral.

2. Formado por Le Parc, Francisco Sobrino, Horacio García Rossi, François Morellet, Joël Stein y Jean-Pierre Yvaral.

3. Cf. GRAV, “La inestabilidad. El laberinto. Trabajo de equipo”, Paris, julio de 1963.

4. Entrevista citada en Rossi, Cristina, “El interior de una experiencia”, Página/12, Cultura y Espectáculos, Buenos Aires, 29 de julio de 2014, p. 37.

5. Cf. GRAV, “Proposiciones sobre el movimiento”, Paris, enero de 1961.

Six cercles en contorsion – De la serie Cintas en contorsión, 1967

Ficha técnica

Título: Six cercles en contorsion – De la serie Cintas en contorsión
Año: 1967
Técnica: Cintas de acero, brazos mecanicos de aluminio y motores en caja de madera esmaltada
103,5 x 244,5 x 19,5 cm
Nro. de inventario: 2001.111
Donación: Eduardo F. Costantini, 2001

Fuera de exposición

Exposiciones

Arte latinoamericano siglo XX, 2012
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2012

Arte Latinoamericano siglo XX, 2003
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2003

 

Bibliografía