Palabras –Primer Premio de la Colección Costantini en su cuarta edición– se inscribe en una serie de trabajos que, desde mediados de los 90, incorpora textos poéticos en distintos soportes: maniquíes, escritos en braille sobre imágenes fotográficas o en superficies acrílicas de diversas formas –prismas, cubos o soportes rectangulares como los que se encuentran en la obra–.

Los veintidós poemas de Jorge Luis Borges transcritos en la pieza –sobre el amor, los espejos y la ceguera– fueron adosados en el reverso de la caja y funcionan como detonadores que permiten al artista poner en ejecución el acto de una escritura yuxtapuesta que diluye la narratividad de los poemas en indefinidos grafismos.

Lo textual se desarrolló, en gran parte de la heterogénea producción de León Ferrari a lo largo de su trayectoria, con extremada libertad en su uso: textos manuscritos con una clara y dinámica línea que recupera palabras abandonadas del diccionario. En otras obras, en cambio, la palabra se enreda para conformar una escritura incomprensible. Incluso, en su primera serie política, Cartas a un general, evidencia la dificultad y la incapacidad del artista de escribirlas hasta tornarlas abstractas. Posteriormente, en su exilio político en San Pablo, ideó signos gráficos construyendo vocabularios a partir de los módulos del Letraset, los plasmó más tarde en sistema braille sobre imágenes fotográficas, reproducciones de obras o copias de noticias del diario, y también los incorporó en sus libros, como en el paradigmático collage literario de 1967 Palabras ajenas.

“Con la misma intensidad y compromiso que involucra en sus series más controversiales, Ferrari investiga la escritura, las posibilidades y consecuencias de la letra, llevando el trazo desde las zonas más luminosas hasta las más oscuras”,1 señala Andrea Giunta en un ensayo sobre el artista. Esta particular concepción dinámica y versátil de la escritura condensa, en la obra de Ferrari, la singularidad de su producción con la palabra.

El crítico literario Noé Jitrik escribió para un prólogo de una exposición: “Ferrari se metió con las palabras; su proyecto podía parecer mallarmeano visto desde una obsesión espacializante introducida por las diferencias del trazo, por las movedizas grafías que se tendían infinitamente en blancos luminosos cuyo secreto esos rasgos podían querer arrancar; pero también podía ser antimallarmeano su proyecto, porque con esas escrituras el espacio no era realzado sino aniquilado, el blanco quedaba atrás y lo que se veía era una suerte de fiebre de inteligibilidad”.(2)

Si en su paradigmática serie de Manuscritos realizada en los 60 la legibilidad de aquellos “dibujos escritos” –como solía llamarlos– y el orden de las palabras estuvieron subsumidos en una dimensión gráfica de la tipografía y en una ordenada búsqueda rítmica en relación con el sonido de aquéllas, en Palabras, en cambio, la legibilidad de los textos superpuestos se pierde, rozando la abstracción en los cuatro niveles en los que la escritura se transcribe: en el fondo del soporte, en un acrílico intermedio intervenido en sus dos caras, y en el acrílico externo de la obra, creando un verdadero laberinto borgeano.

Mucho se ha escrito sobre el carácter lingüístico en el trabajo de León Ferrari.(3) Cinco décadas en las que la reiteración de textos suyos, periodísticos, fragmentos bíblicos o poéticos se reproducen, se repiten, se analizan, se inventan y se resignifican infinitamente.

La inasible escritura, en su arbitrario orden superpuesto, se redujo a un aspecto material delimitado por una representación visual –de lo que se enuncia y no se deja leer– de los signos y las citas exactas, que solo quedan como referencia, pegadas al dorso de la caja.

La utilización de la palabra, en la obra de Ferrari, se asemeja –por su persistencia y tenacidad– al uso dado por un filósofo, un investigador que no deja de descubrir nuevas formas para producir, en esta y otras piezas, la conversión del lenguaje en algo enteramente visual: un nuevo plano de significación que hace de la pura imagen la no escritura.

Texto de Andrea Wain

 

Notas

1. Giunta, Andrea (ed.), “Escritos en el aire”, en AA.VV., León Ferrari (cat. exp.), Buenos Aires, Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén, 2005, p. 20.

2. Jitrik, Noé, “La mano”, prólogo a la exposición Escrituras y esculturas de León Ferrari, Buenos Aires, Álvaro Castagnino Galería de Arte, agosto de 1991.

3. Ver Jitrik, Noé, “Vida, muerte y resurrección del signo”, prólogo a la exposición Escrituras 1962-1998, Buenos Aires, La Voz del Bajo, junio de 1998.

Palabras, 1999

Ficha técnica

Título: Palabras
Año: 1999
Técnica: Tinta sobre plexiglás y grafito sobre madera
153.7 × 104 × 10 cm
Nro. de inventario: P2000.01
Donación: Primer Premio Adquisición, Premios Costantini, Museo Nacional de Bellas Artes, 2000

Fuera de exposición

Bibliografía