A fines de los 50, Antonio Berni, quien ya era reconocido en el medio por haber creado el Nuevo Realismo en los años 30, y siempre preocupado por la realidad social de su país, concibió un personaje: Juanito Laguna, un niño que vivía en una villa miseria, que sería protagonista de una larga serie que culminó en 1978, con obras como este Juanito dormido.
Berni mismo pensó y personificó la historia de Juanito como si fuera un cuento:
Juanito Laguna surge en Buenos Aires, en el Gran Buenos Aires. Cuando yo comencé a hacer una serie de apuntes en los barrios pobres, y al ver ese conjunto de chicos, sentía que yo todavía no lo había personalizado lo suficiente. Entonces se me ocurrió ponerle un nombre; ponerle un nombre a un personaje que viene a ser el arquetipo de todos esos chicos, de todos esos niños del Gran Buenos Aires. Pero si bien es un arquetipo del Gran Buenos Aires, podría ser un arquetipo de todos los niños o todos los “changos” de las ciudades de Latinoamérica. Podría ser de Santiago de Chile, de Lima, de Río de Janeiro, de Caracas. Es decir, que es un personaje típicamente americano, aunque yo lo localizo en Buenos Aires. Juanito Laguna es un niño de extramuros de Buenos Aires o de cualquier capital de América Latina. Es un chico pobre, pero no un pobre chico. No es un vencido por las circunstancias sino un ser lleno de vida y esperanza, que supera su miseria circunstancial porque intuye vivir en un mundo cargado de porvenir…1
La línea de fuerza de toda su trayectoria fue la temática, y en este sentido Juanito, y luego Ramona Montiel, son pretextos para hacer señalamientos y cuestionar la realidad. Berni, vinculado al Partido Comunista, denunció a través de Juanito las consecuencias de la industrialización impulsada por el desarrollismo americano, con el consecuente crecimiento exacerbado y no planificado de las grandes urbes y la precaria situación de vivienda en los barrios marginados. Estas “villas miseria” eran asentamientos sin instalación de servicios de infraestructura (agua potable, electricidad, cloacas, centros de salud y educación) y muchas veces afectados por incendios o inundaciones. En los años 50, Berni realizó numerosos viajes al Norte Argentino, donde la pobreza en el campo es extrema, pero situó luego a Juanito en sus paisajes informalistas de villas del Gran Buenos Aires, como Villa Tachito, Villa Piolín o el Bajo Flores.
Durante casi dos décadas, Berni contó la historia de Juanito, un niño de alrededor de 8 a 10 años,2 a través de distintos episodios de una gran tira de capítulos aislados, que lo muestra en diferentes momentos de su vida. Se lo ve retratado, jugando con sus amigos, cazando pajaritos, llevando comida a su padre, peón metalúrgico, yendo a la ciudad, mirando televisión, con su familia, en Navidad, en Carnaval, de vacaciones, bañándose en la laguna, tocando la flauta, aprendiendo a leer, con sus dos perros, con sus juguetes, o incluso dormido, cansado de jugar tal vez.
Para personificar a Juanito Laguna y su entorno, el dibujo y la pintura no le bastaban. Retomó el collage de los años 30 y el grabado en madera, pero de una manera diferente, utilizando materiales “reciclados” del propio entorno de Juanito, resignificándolos. Transformó el collage ortodoxo, al utilizar chatarra, rezagos, objetos recogidos de la basura arrojada por el consumo de la sociedad burguesa, en una nueva forma de expresión ideológica. Sus assemblages atentan contra el buen gusto, y pueden ser antiestéticos por esto, porque, justamente, buscan denunciar la explotación y hacer un señalamiento.
Sus series de Juanito y Ramona se inscriben en la línea narrativa del folletín, la novela en episodios, la serie policial, las tiras cómicas iniciadas en los 60 y el culebrón típico del radioteatro argentino, que empezó en los 30, pero luego en gran auge y traspasado a la televisión. También esta narrativa en cuadros con actos es típica de la construcción pictórica de la iglesia grecorromana, en sus viacrucis y escenas de episodios bíblicos, que se utilizaban con función didáctica e incluso propagandística para una gran audiencia popular analfabeta.
Berni presentó por primera vez a Juanito en la galería Witcomb, en 1961: Berni en el tema de Juanito Laguna, auspiciada por el MAMbA. Al año siguiente, fue el primer argentino en recibir el Premio de Grabado y Dibujo y una mención especial a la totalidad de sus obras expuestas en la XXXI Bienal de Venecia, por su conjunto de grandes xilografías sobre Juanito. Ese año comenzó a trabajar en otro personaje, Ramona Montiel, quien ocuparía su producción completa de 1964 a 1972, aproximadamente, cuando retomó el tema de Juanito. Mientras tanto, éste se convirtió en un personaje de la iconografía popular argentina, que inspiró a poetas y músicos de la talla de Astor Piazzolla, Horacio Ferrer, César Isella y Mercedes Sosa, que lo homenajearon en sus obras.
A partir de 1972, importantes ensamblajes muestran a Juanito en medio de paisajes extraños, que mezclan cielos realistas pintados al óleo con collages de elementos cotidianos como panes, juguetes, ropa, un televisor u objetos con marcas comerciales, y, sobre todo en esta época, se lo ve entre medio de basurales, en obras de denuncia ecológica y del imperialismo (economías dependientes), a través del uso de latas abolladas de derivados del petróleo. En el caso del Juanito dormido de Malba, Berni también utilizó este tipo de latas y prendas de vestir, como una camisa, medias, alpargatas, un avión de juguete de la TWA, de hojalata, y una revista de cómics, como elementos simbólicos, elegidos expresamente para denunciar la tensión de la realidad diaria y la historia urbana del momento.
Berni realizó un primer Juanito dormido en 1974, de similares medidas y composición que el de Malba. En ambos hay mezcla de pintura y objetos, los rostros tienen expresiones serenas –están dormidos en paz y durante el día, como si fuera una siesta–. Los cielos denotan la horizontalidad de la pampa, están pintados en óleo (atardecer rojizo en 1974, celeste pálido en el 78), y un horizonte bien visible marca su lugar en el mundo, una villa miseria separada de la ciudad, aislada por la basura (1974) o por una muralla de madera (1978), como si fuera un corral, con un piso de tierra. Estos Juanitos, sobre todo el de Malba, difieren del Juanito ciruja, también de 1978, en donde ese niño lleno de porvenir que anhelaba Berni en los 60 es una víctima de la explotación infantil.3
El Juanito dormido de Malba es posterior a la experiencia de Berni en Nueva York en 1977, en la que estaba interesado en retratar la realidad cotidiana de aquella ciudad, con otro tipo de obras y algunos Juanitos, como Shoe Shine Juanito Laguna o Juanito Goes to the Factory, donde el personaje está rodeado de residuos de marcas americanas, como latas de cerveza Miller y Budweiser, Ginger Ale Canada Dry y Tab.
Texto de Victoria Giraudo
Notas
1. De una grabación hecha a Berni (disponible en http://www.youtube.com/watch?v=XdweLTzaUvQ).
2. Esa edad aproximada tenía su hijo José Antonio al comenzar la serie sobre el personaje.
3. Ver libro ficcional de Berni, sin editar, sobre una historia de Juanito en la cual éste y su madre se vuelven militantes revolucionarios. En Fundación Espigas, Buenos Aires.
Title: Juanito dormido – De la serie Juanito Laguna
Year: 1978
Technique: Óleo, madera, latas, tela, yute, clavos, papel, papel mâché y juguete de hojalata sobre madera terciada
156 x 111 cm
Inventary Number: 2001.33
Donation: Eduardo F. Costantini, 2001
Fuera de exposición
Arte latinoamericano siglo XX, 2012
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2012
Arte Latinoamericano siglo XX, 2003
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2003