El magisterio constructivista expresado por Gurvich en esta pieza fusiona las formas orgánicas y la geometría como una búsqueda dirigida hacia un orden racional. La idea de la “unidad universal del Todo”,1 heredada del Taller Torres García, estructura la obra relacionando las diversas partes de ésta con la unidad, representada en la tabla a través de la figura abstracta del hombre. Un hombre genérico y universal que alberga en su interior a la pareja eterna y completa del universo torresgarciano,2 donde una infinidad de ingredientes simbólicos se mezclan, fusionando lo universal y local dentro de lo cósmico.
La obra se estructura mediante una retícula que secciona la superficie en diversos espacios cargados de elementos simbólicos. Gurvich, en la búsqueda de nuevos lenguajes expresivos, intenta escapar de la retícula ortogonal, organizando la composición de una manera más abierta y liberada. El juego del trazado curvilíneo enmarca la sucesión del color marfil y el negro, resaltando las texturas de incisión y talla sobre la madera. La suntuosidad contrastada del claroscuro nos permite evidenciar las formas del universo simbólico de Gurvich.
En la parte centro-superior de la obra, está pintada una serie de elementos que manifiestan la herencia de Joaquín Torres García, no solo respecto de su imaginario, sino también, y principalmente, de su metaf ísica. El compás áureo, la cruz como punto de cohesión entre las coordenadas horizontales y verticales, la sucesión de números y letras, la R como sigla de razón, las flechas e inscripciones como “SUR”, representan los arquetipos ideales, eternos y universales que se corresponden con la visión espiritual del maestro, mientras que, en la parte centro-inferior de la tabla, se interpretan los elementos del mundo material que se someten al orden temporal de la vida y a la dimensión efímera de la existencia. Cerraduras que insinúan intimidad, escenas de la naturaleza con árboles florecientes que sugieren la idea de fertilidad, personajes y animales de carga que evocan el concepto de trabajo, aluden a enclaves de la vida cotidiana.
Encabezando la pieza, preside el “ojo que todo lo ve”, arcaico y omnipresente símbolo de sabiduría que nos guía en la contemplación de la Luna y el Sol, representantes del orden cósmico, así como de los arquetipos inteligibles, verdaderos y eternos.
El transcurrir del tiempo se personifica en la obra mediante la aparición de relojes, de circunferencias rodeadas de flechas que marcan direccionalidad ante éstos y de conceptos como el término HOY.
En la zona inferior de la tabla aparecen las letras B.A., que hacen referencia a la ciudad de Buenos Aires. Se disponen contrapuestas a barcos y construcciones características del puerto de Montevideo. Con ello Gurvich quiere manifestar y proclamar su identidad uruguaya desde la otra orilla del río de la Plata.
Animales, peces y flores que irradian vida vinculan al hombre con la naturaleza. La sencillez de los elementos representados nos remite a las sociedades más arcaicas de las culturas indoamericanas, con el fin de valorar y elevar las búsquedas espirituales del ser humano. Este proceso de exploración del lenguaje en las raíces indoamericanas3 se sintoniza con la estética de las vanguardias europeas, obteniendo como resultado una composición ceñida a un arte capaz de abarcar todas las posibles dimensiones de la vida.
Símbolos, conceptos y formas confluyen armoniosamente a lo largo de toda la tabla. La palabra VERSO, como unidad métrica que define un poema, invade una de las cabezas de la pareja humana, representando el ritmo, mientras que, en la otra cabeza, el número uno simboliza la razón. Por tanto, Gurvich plantea una conexión estructural entre las figuras de la pareja y la silueta del hombre abstracto, genérico, el hombre universal que reside por encima de los intereses individuales.
Se ha evidenciado que esta pieza pertenece a una serie de tablas que el artista creó tras su viaje a Buenos Aires en 1960, junto a su esposa, Julia Helena Añorga, “Totó”. Las asociaciones y coincidencias que se han planteado recaen sobre la temática y la técnica, pues, en su mayoría, se trata de obras que representan parejas talladas e incisas sobre madera, pero, además, la firma combina las siglas TTG (Taller Torres García) con el nombre del artista y el año de ejecución, reflejando así la afinidad y vinculación de Gurvich con su maestro.
Texto de Marina García López
Notas
1. Buzio de Torres, Cecilia, “La Escuela del Sur: La Asociación de Arte Constructivo, 1934-1942”, en La Escuela del Sur. El Taller Torres-García y su legado, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1991, p. 20: “En Estructura, Torres estableció que el arte abstracto-geométrico es el resultado de la evolución y el predominio de la razón del individuo y que la estructura de la obra relaciona sus partes con el todo, estableciendo unidad dentro de la obra misma. Además, por medio de la proporción matemática […], el artista une su obra con el todo armónico del universo. Así, la importancia del arte moderno reside no en el hecho de ser novedoso, sino en lo que tiene de universal, ya que logra plasmar dentro de lo moderno un lenguaje intemporal”.
2. Torres García, Joaquín, “Manifiesto nº 2 Constructivo 100%”, Montevideo, Publicaciones de la Asociación de Arte Constructivo, AAC, 1938, p. 6: “Es decir, que el Universo (que no es ninguna abstracción) es una ley viviente. Y por esto, susceptible de ser reducido a número. Y halló la esencialidad de la Armonía. Fue hallar la clave. La ley de analogía demostró la existencia de una unidad fundamental. Por eso luego pudo decirse: todo es uno y lo mismo: Universus”.
3. Peluffo Linari, Gabriel, “La ciudad y los signos”, en Torres García. Utopía y tradición, Buenos Aires, EDUNTREF, Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2011, p. 17: “En 1939 Torres publica Metafísica de la prehistoria indoamericana, un ensayo destinado a inscribir el imaginario simbólico americano prehispánico como parte de la Gran Tradición del Hombre Abstracto. No se trataría entonces de administrar ciertos elementos gráfico-geométricos propios de la imaginería indígena para el repertorio formal del constructivismo, sino que se trataría de incorporar la propia cosmología indoamericana a la filosofía y práctica del Arte Constructivo”.
Título: Sin título o Constructivo en marfil y negro
Año: 1960
Técnica: Esmalte sobre madera
47.5 × 29 cm
Nro. de inventario: 2001.93
Donación: Colección Malba
Fuera de exposición
+ MALBA. Adquisiciones, donaciones y comodatos
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2004
La Colección Costantini en el Museo Nacional de Bellas Artes
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina
1996