La obra Columna MADÍ se ubica entre las pinturas y esculturas de Martín Blaszko que admiten un paralelismo en el planteo de sus estructuras, ya que tanto las formas incluidas en los marcos recortados como los volúmenes de algunas piezas de madera se ordenan mediante una contraposición bipolar de fuerzas. Esta contraposición y bipolaridad, entendidas como la tensión entre dos polos opuestos, fueron los principios centrales de su poética y estuvieron presentes en su obra desde el primer período.

No obstante, cuando en 1968 Blaszko escribió en la revista Leonardo sobre su trabajo en escultura, consideró que en las primeras piezas –realizadas hacia 1945– la composición aún conservaba cierta arbitrariedad y reconoció que los ritmos desproporcionados delataban su inmadurez en el manejo de las tensiones. En ese texto señaló que su Monolito de 1947 ya manifestaba una mejor adecuación de los elementos de la escultura a su sensibilidad, puntualizando expresamente:

Encontré que una composición estructurada sobre la base del principio de la bipolaridad me brindaba una sensación de liberación. El término de bipolaridad se refiere a una estructura que tiene dos características diametralmente opuestas. […] Cuando enfocamos nuestra mirada sobre formas bipolares que están en oposición en una escultura, experimentamos una automática sensación de alivio y confort.1

El estudio del desarrollo de las formas permite observar que, en el caso de Columna MADÍ, Blaszko partió no solo de la consideración de las fuerzas antagónicas que organizan sus ritmos, sino también del control mediante la proporción áurea. Con el fin de lograr una lectura dinámica de la organización formal, las líneas de fuerza de los volúmenes o la dirección de los espacios vacíos aparecen destacadas, del mismo modo que en las pinturas se subrayan las articulaciones de las formas irregulares que se yuxtaponen.

Para los programas de vanguardia del grupo Madí, el imaginario utópico incluyó la idea de prototipo, ya sea en la invención de ciudades o mecanismos como en la monumentalidad de sus esculturas. En este sentido, los artistas madí también fueron herederos de los constructivistas rusos que habían trasladado sus ideas utópicas a formas sensibles, como una anticipación no necesariamente mimética sino analógica de las ciudades del futuro. El universo de prototipos, máquinas e inclusive plantas urbanas que se percibe en las configuraciones plásticas, en los escritos y poemas madí desborda la imaginación para expresar el deseo de plasmar una nueva relación del hombre con su entorno. En ese sentido, no solo las pequeñas esculturas de Blaszko han sido fotografiadas en relación con el entorno urbano, como una forma de proyección de su posible emplazamiento, sino que en 1955 el artista escribió sobre este deseo:

Mis proyectos están pensados en una escala apropiada, como elementos urbanísticos que reflejen socialmente, en plazas públicas, parques, estadios y avenidas, nuestras vivencias modernas. Claro está, urbanistas, arquitectos, escultores y pintores, deben trabajar en común acuerdo en la planificación y modernización de nuestras ciudades.2

Este ideal de monumentalidad condujo sus preocupaciones hacia los recaudos necesarios para la instalación y las políticas de intervención sobre el espacio urbano, aspectos a los que sumó la creciente inquietud por la escasa valoración de las esculturas situadas en el espacio público. Al manifestarse contra la destrucción del paisaje urbano y el descuido de la obra monumental, expresó:

En nuestras sociedades modernas se da, por un lado, un caudal de riquezas materiales tremendo y, por el otro, una extrema pobreza emocional. […] La preocupación estética ha sido reducida la mayoría de las veces al confinamiento de las obras más valiosas a los museos y la tarea de los creadores-artistas ha sido limitada y restringida para crear obras de pequeño formato que se puedan comprar y vender.3

Es necesario comprender, entonces, que para Blaszko la monumentalidad que integra el programa estético de Columna MADÍ no representa solo una cuestión de altura, sino que corresponde a la organización interna de las formas y a un tipo de expresión artística que busca la proporción correcta del hombre con el Universo, porque, según su concepción, cuando las obras logran reflejar los ritmos universales –comunes a todos los hombres– se aseguran la aceptación y valoración a través del tiempo.

Texto de Cristina Rossi

 

Notas

1. Blaszko, Martín, “Sculpture and the Principle of Bipolarity”, Leonardo, Oxford, Pergamon Press, vol. 1, 1968, pp. 223-232.

2. Blaszko, Martín, [“Las tendencias estéticas actuales”], en AA.VV., Artistas abstractos de la Argentina, Buenos Aires, Éditions Cercle international d’art, 1955, s/p.

3. Blaszko, Martín, “El entorno público y un mecenazgo ausente”, Revista Arte al Día, Buenos Aires, nº 43, diciembre de 1991, pp. 50-51.

Columna MADI, 1947

Ficha técnica

Título: Columna MADI
Año: 1947
Técnica: Madera pintada
75 x 20,5 x 9,5 cm
Nro. de inventario: 2001.39
Donación: Eduardo F. Costantini, Buenos Aires

Fuera de exposición

Exposiciones

Arte latinoamericano siglo XX, 2012
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2012

Arte Latinoamericano siglo XX, 2003
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2003

La Colección Costantini en el Museo Nacional de Bellas Artes
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina
1996

 

Bibliografía

Obras Relacionadas