Loló Soldevilla
, 1901 - 1971

 

Dolores Soldevilla, reconocida tanto por sus obras como por su papel como organizadora y promotora artística, figura entre los protagonistas más importantes del arte abstracto en Cuba. Conocida como Loló –el nombre con el que fue incluida, como una de solo tres artistas cubanos, y la única mujer,1 en el Dictionnaire de la peinture abstraite de Michel Seuphor, de 1957–, se movió dentro de un circuito internacional de artistas. Este ámbito cosmopolita la condujo al desarrollo de su acentuadamente lírico lenguaje abstracto, y también contribuyó a integrar el arte cubano en el contexto global del arte.

Sin título fue creado durante una de las estadías de Soldevilla en París. Como numerosos colegas latinoamericanos que la precedieron, viajó al exterior en busca de una escena artística contemporánea más amplia. Pertenece a la misma generación de la posguerra que el colombiano Eduardo Ramírez Villamizar y el grupo venezolano Los Disidentes, entre otros. Llegó a París en 1949, como agregada cultural de la embajada cubana, y su permanencia allí coincidió con la de otros artistas del mismo origen, entre ellos Wilfredo Arcay, su colega abstraccionista en ciernes Carmen Herrera y el ya establecido Wifredo Lam, a quien le atribuía el haberla alentado especialmente en su práctica artística.

Sin embargo, su círculo se extendía más allá de la órbita latinoamericana, puesto que estudió con el escultor Ossip Zadkine en la Académie de la Grande Chaumière, y más tarde con Edgard Pillet y Jean Dewasne en el Atelier d’Art Abstrait. Además, Soldevilla expuso en el Salon des Réalités Nouvelles, cuya amplia red de participantes incluía a Auguste Herbin y Victor Vasarely. En función de esta conexión, los historiadores de arte han señalado relaciones entre los coloridos relieves en madera de Sophie Tauber Arp y la obra de Soldevilla realizada en este medio, como la pieza que nos ocupa.

Sin título está compuesta por formas de madera circulares y rectangulares adheridas a una tabla. Estas dos formas esenciales –el círculo y el cuadrado– están entre los motivos más frecuentes de la producción multidisciplinaria de la artista, que también incluye collage y pintura, así como esculturas cinéticas totalmente tridimensionales. Tal vez vinculados con sus estudios iniciales de música, estos elementos están dispuestos en una composición rítmica de diagonales, verticales y horizontales que se proyectan más allá de la superficie plana de la obra. Por todas partes se extienden ecos y conexiones, en algunos casos en forma explícita, como en la banda horizontal ubicada en el ángulo superior derecho, unida materialmente por medio de una delgada varilla a la composición vertical situada abajo. Otros vínculos se hallan implícitos en la disposición espacial y las proporciones cuidadosamente manipuladas de Soldevilla, como en los tres círculos negros en diagonal cuyo tamaño se expande gradualmente a medida que irradian desde el ángulo inferior izquierdo hacia el centro de la composición. Tales reverberaciones entre formas producen una tensión contrapuntística que se ve amplificada por la paleta blanca y negra de la obra. En realidad, Sin título pertenece a una extensa serie de piezas en las que la artista limitó su paleta a estos dos colores. Mientras que sus trabajos policromos muestran con frecuencia un sentimiento aparentemente místico, celestial, Sin título parece más lúdico, e incluso se podría inferir una sutil referencia a los puntos blancos y negros del juego cubano por excelencia, el dominó. Sin embargo, a pesar de esta sensibilidad juguetona, la dinámica composición refleja la rigurosa práctica abstracta de Soldevilla.

Un año después de haber pintado Sin título, en 1956, la artista regresó a La Habana. No solo llevó consigo su propia producción, sino también su colección de arte contemporáneo internacional, que incluía obras de amigos y colegas como Jean Arp, Michel Seuphor y Sonia Delaunay. Esas piezas fueron exhibidas en el Palacio de Bellas Artes, en una muestra que marcó un hito: Pintura de hoy: vanguardia de la escuela de París. Organizada y concretada gracias a la colección personal de Soldevilla, dio a conocer al público cubano, por primera vez, las tendencias abstractas internacionales contemporáneas. Pintura de hoy representó la segunda intervención de la artista en un intercambio entre los mundos artísticos cubano y parisino, ya que anteriormente había contribuido a organizar la exposición Art cubain contemporain, que se presentó en el Musée National d’Art Moderne en 1951. Soldevilla continuaría exhibiendo y promoviendo la creación artística como resultado de la aparición de la Galería Color-Luz, que fundó en 1957 junto con Pedro de Oraá. Como epicentro del arte geométrico en la isla a fines de la década de 1950, la galería fue responsable, mediante su programa de exposiciones, de la formación del grupo Los Diez Pintores Concretos. Aunque de corta duración, este grupo es considerado actualmente representativo del primer movimiento de arte abstracto geométrico en Cuba. Soldevilla fue una fuerza motivadora y, en un amplio sentido, el núcleo de este proyecto radical, y su compromiso con la experimentación en la búsqueda de un lenguaje contemporáneo adecuado se manifiesta en obras como Sin título. En sus palabras, es deber del artista que “con la emoción que produce pintar, abordemos nuestra proyección, creativa, comentando nuestra obra con honestidad y disciplina para expresar un PRESENTE ETERNO”.2

Texto de Susanna Temkin

 

Notas

1. Seuphor, Michel, Dictionary of Abstract Painting, New York,
Paris Book Center, 1957.

2. Soldevilla, Dolores “Lolo”, Loló. Óleos, collages, relieves luminosos 1953-1956 (cat. exp.), La Habana, Instituto Nacional de Cultura, 1957.

 

Sin título, 1955

Ficha técnica

Título: Sin título
Año: 1955
Técnica: Óleo sobre madera
53,7 x 57,2 x 2,5 cm
Nro. de inventario: 2017.15
Donación: Adquisición gracias al aporte del Comité de Adquisiones de Malba, 2016

En exposición