Junto al quiebre radical con los formatos tradicionales, la propuesta disruptiva del grupo Madí también incluyó el movimiento. En su manifiesto escribieron:

Se reconocerá por arte MADÍ la organización de elementos propios de cada arte en su continuo. En ello está contenida la presencia, la ordenación dinámica móvil, el desarrollo del tema propio, la ludicidad y pluralidad como valores absolutos.1

Este elemento lúdico estuvo presente desde las primeras obras articuladas que dieron participación al espectador, y tenía un primer referente en los juguetes articulados de madera de Joaquín Torres García. Arden Quin conocía ese proyecto que el maestro uruguayo había concebido especialmente para que los niños experimentaran en el manejo de las formas, los colores y las proporciones.2

Entre los integrantes uruguayos del grupo Madí, Rhod Rothfuss y Rodolfo Ian Uricchio –que habían sido amigos desde la infancia– compartían el entusiasmo por los juegos Meccano, y esa impronta lúdica se observa en las esculturas articuladas de metal que Uricchio realizó al sumarse a la actividad grupal. En esta línea, Gyula Kosice creó en 1944 la escultura articulada Röyi, que admite muchas variantes, aunque, exhibida como pieza de museo, habitualmente aparece en una única posición. Tempranamente también Arden Quin comenzó la producción de esculturas articuladas o móviles, entre las que se destaca el Relieve articulado/Ivry.3 Se trata de una obra tridimensional transformable en la que conviven formas rectangulares y circulares construidas completamente con madera. Si bien la base de este relieve está destinada a permanecer fija sobre el muro, las otras partes son móviles y se sujetan a partir de formas torneadas, como una larga varilla que se inserta en dos esferas perforadas, colocadas en el centro y uno de los laterales de la pieza, respectivamente.

Al incluir el ordenamiento dinámico y la ludicidad, los artistas madí pautaron un programa que incluía formas liberadas del conjunto y articuladas sobre el muro, los planos con movimiento lineal, giratorio y de traslación y, para las esculturas, no solo la tridimensionalidad de sus volúmenes sólidos en el espacio, sino también el desarrollo temporal de los movimientos de rotación y traslación. Por lo tanto, al considerar el factor temporal, estos artistas dieron intervención al espectador para completar el sentido de la obra. El mismo Arden Quin lo destacó al plantear el carácter de este tipo de trabajos:

En la escultura MADÍ, además del valor plástico derivado de su continente espacial, hay otros, correspondientes a la naturaleza móvil del objeto. Lo que yo he llamado “ludicidad” y “pluralidad” aparece como cualidades nuevas resultantes de la función temporal.4

Estas experiencias cinéticas seguían una evolución que comprometía cada vez más la acción del espectador, dentro de un proceso que pasó del ojo de éste al empleo de los dedos, con las cualidades hápticas; luego a las manos, con los objetos para manipular, y, finalmente, en los ambientes quedó involucrado el cuerpo.

En la trayectoria de Arden Quin los trabajos con maderas tuvieron un desarrollo particular y, en efecto, su vida personal también resultó entrelazada con una empresa comercializadora de maderas, dado que, una vez en París, contrajo matrimonio con Marcelle Saint-Omer, hija del propietario de una carpintería. Se comprende entonces que, en la etapa parisina, sus obras móviles hayan profundizado la inclusión de piezas de madera procesada en láminas de diferentes espesores, torneadas y de formatos cada vez más complejos.

Texto de María Cristina Rossi

 

Notas

1. Fragmento del “Manifiesto MADÍ”, leído en la 1ª Exposición de Arte MADÍ, 3 de agosto de 1946.

2. Ya en 1917 exhibió esos juguetes en la galería Dalmau de Barcelona, y luego, cuando viajó a Estados Unidos y a Italia, trató de comercializarlos bajo la marca Alladin Toys, aunque fracasó en esos intentos.

3. Adriana Lauria ha observado que en varios catálogos figura como Ivry (localidad en la que Arden Quin vivió en París), pero en la visita que el artista realizó a la Colección Malba en octubre de 1995 le dio el título de Relieve articulado. También se conoce esta pieza como Sculpture amovible, según se encuentra registrado en la catalogación publicada en De la Salle, Alexandre, Carmelo Arden Quin, Nice, éditions L’Image et la Parole, 2008, p. 207.

4. Arden Quin, Carmelo, “[En la escultura madí...]”, en Artistas abstractos de la Argentina, Buenos Aires, Cercle International d’Art, Paris, 1955, s/p.

Relieve articulado, 1946

Ficha técnica

Título: Relieve articulado
Año: 1946
Técnica: Madera contrachada, terciada, torneada, encastrada y encolada
33,5 x 59 x 20,5 cm
Nro. de inventario: 2001.07
Donación: Eduardo F. Costantini, Buenos Aires

Fuera de exposición

Exposiciones

La Colección Costantini en el Museo Nacional de Bellas Artes
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina
1996

 

Bibliografía

Obras Relacionadas