En 2006, Marcelo Pombo mostró Ocho pinturas y un objeto en la galería de arte Ruth Benzacar de Buenos Aires. Luego de ocho años sin exponer en la Argentina, presentó un conjunto de esmaltes entre los que se encontraba Rancho flotante. Realizadas por medio de la meticulosa técnica de gota sobre gota y, en ocasiones, con un barrido que mezcla el color de manera pantanosa, estas imágenes resultan paisajes y escenarios a veces costumbristas y, otras, abstractos; situaciones que comenzaron, de a poco, a trazar relaciones afectivas con el pasado del arte latinoamericano y una cultura visual ampliada hacia las traducciones barrocas de la tradición oriental. También, como en sus obras más tempranas, mantiene la fantasía como un margen de anhelo de los niñ@s, los pobres, los locos, las mujeres y las “maricas”,1 y, en el caso de los personajes, los vuelve más híbridos, ya no cercanos al animal, pero tampoco al humano; los compone (y “maquilla”) con pequeñas moléculas de color que forma con el esmalte.
En estas obras, el artista desarrolló de manera exagerada su vocación artesanal por el detalle obsesivo y ornamental. Según Inés Katzenstein: “En esta elección reivindicativa de lo artesanal, la obra se sitúa en contra de la indiferencia sensorial del conceptualismo, pero fundamentalmente en contra de la devaluación del trabajo manual como destreza y proceso devocional”.2 A su vez, la apuesta por lo manual no solo se encuentra en las técnicas y procedimientos que despliega hasta el cansancio, sino también en las experiencias visuales que de antemano nutrieron la imaginería de estos cuadros. Aquí, la “propensión sobre-decorativa”3 de Pombo –como dijo Gumier Maier en el texto que acompañó su primera exposición en la Galería del Rojas– está dada por la fascinación por la chinoiserie, un estilo del rococó francés de gran influencia china caracterizado por materiales laqueados, decoraciones extravagantes y asimetrías, que fue incorporado en porcelanas, telas, empapelados, salones y jardines. En este sentido, según Pombo, los patrones para sederías de Jean-Baptiste Pillement (1728-1808), diseñador adscrito a esta escuela, son un buen ejemplo para pensar sus pinturas de 2006.4 Pillement ideó atmósferas evasivas de la realidad, sin perspectiva tradicional, con elementos flotantes y motivos vegetales que se expanden y recuadran el plano, un producto artesanal, seriado y de gran exuberancia visual. No obstante, a diferencia de los sofisticados objetos culturales que Occidente creó y recreó a partir de la conquista del otro, las escenas de Pombo se muestran algo melancólicas y decadentes, renuncian a su postura aristocrática, son “escenografías minoritarias […] reciclajes cultos, vaivenes populares y burgueses, tareas y trabajos, reales, posibles o añorados”.5 La materia –volcada por gotas– chorrea y da una imagen degradada, adornos y paisajes en descomposición, un revés oscuro que, dependiendo del caso, puede ser sarcástico o festivo.
En Rancho flotante (2006) también se presentan referencias a la ciencia ficción –una constante en la producción del artista–, ya que el rancho puede ser, al mismo tiempo, una nave espacial confeccionada con ramas, cuentas y borlas avistada en un horizonte o la vivienda más austera y romantizada del territorio argentino hecha fantasía desde la miseria. Desde ya esta operación conceptual abarca otras obras de la serie, como Manifestación flotante (2006), Festival artístico multimedial flotante (2006) y Escombros flotantes (2006), donde los temas que involucran el arte y la política en su pose más ilustrada devienen en ruina y mezcolanza imposible.
Texto de Francisco Lemus
Notas
1. Hago referencia al “programa minoritario” de Pombo, descrito y analizado en Katzenstein, Inés, “Marcelo Pombo, un artista del pueblo”, en Marcelo Pombo. Un artista del pueblo (cat. exp.), Buenos Aires, Fundación Amalia Lacroze de Fortabat, 2015, pp. 115-129.
2. Ibid., p. 121.
3. Gumier Maier, Jorge, “Sin título”, en Marcelo Pombo. Producción 1988-1989 (cat. exp.), Buenos Aires, Galería del Rojas, Centro Cultural Ricardo Rojas, 1989. A su vez, sobre la Galería del Rojas y las formas de subjetivación gay durante los años 90, véanse Lemus, Francisco, “Sobre el color rosa: arte argentino de los años noventa”, Argus-a, Los Ángeles - Buenos Aires, vol. V, nº 18, 2015, pp. 1-22, y “¡Arte light, arte rosa, arte marica! Reapropiaciones poéticas en el arte argentino como formas de resistencia”, Cambia. Revista Multidisciplinar de Ciencias Humanas, Rio de Janeiro, vol. I, nº 1, 2015, pp. 117-132.
4. Conversación con el autor, abril de 2016.
5. Pacheco, Marcelo, “Las bellezas de Marcelo Pombo”, en Katzenstein, Inés; Pacheco, Marcelo y Sato, Amalia, Pombo, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2006, p. 95.
Título: Rancho flotante
Año: 2006
Técnica: Esmalte sobre madera
100 x 150 x 5,8 cm
Nro. de inventario: 2006.23
Donación: Adquisición gracias al aporte de Asociación Amigos de Malba, Felicitas y Alec Oxenford y de Fundación Eduardo F. Costantini, 2006
Fuera de exposición
Ocho pinturas y un objeto, Ruth Benzacar Galería de Arte, Buenos Aires, 2006.
Adquisiciones, donaciones y comodatos. Obas MALBA - Colección Costantini, MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Buenos Aires, 2006-2007.
Escuelismo. Arte argentino de los 90, MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Buenos Aires, 2009.
Arte argentino actual en la colección de MALBA, MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Buenos Aires, 2011.