La artista visual y escritora Fernanda Laguna produjo el collage La belleza 2013 (La fiesta) en 2013, como parte de una serie de piezas en soporte telgopor del mismo año. Esta obra presenta una silueta abstracta, oscura y curva que evoca la serie de abstracciones en acrílico titulada Formas negras parecidas a algo, realizadas por la artista a partir de 1999. En La belleza 2013 (La fiesta), la silueta negra, adornada con pequeños elementos geométricos, remite a la organicidad de un cuerpo vivo. La figura posee lo que aparentan ser extremidades o tentáculos y pequeñas formas curvas de color adheridas que, emulando ensamblajes naturales y orgánicos, conviven con los elementos geométricos de la composición. En esta línea, una mano negra junto a una pieza con una rosa disecada se estira para sostener un objeto rectangular en uno de los extremos de la obra. Mediante su variedad de soportes y técnicas, La belleza 2013 (La fiesta) continúa y expande en otro medio la exploración de la artista de la tensión entre abstracción, figuración y materialidades cotidianas en piezas como Abstracción abundante: Perro (1999, MALBA).
En este sentido, mediante una estética que se asienta en lo amateur, lo cotidiano y lo precario, el soporte (telgopor pintado en colores vivos e intervenido con brillantina) remite al mundo decorativo de las manualidades y, en particular, al cotillón de las fiestas infantiles, las bodas y los cumpleaños de quince. Laguna señala, de hecho, que esta obra fue pensada para exhibirse junto con la pieza textil Dos gatos muy locos (2003, MALBA), la cual también recrea, con su fondo de globos de colores, el tópico de la fiesta, al tiempo que evoca un universo decorativo y artesanal. En la misma línea La belleza 2013 (La fiesta) alude a la tradición femenina de las manualidades y el craft. Laguna cuenta que, a la par de esta obra, realizó un cartel en telgopor para la librería Mansalva y una decoración de torta para su hijo.1 El mundo de lo cotidiano se integra, de esta forma, al proceso de producción de la pieza, gesto que se reafirma mediante la referencia, tanto a partir de su título como de su materialidad, al tópico de la fiesta en tanto evento social colectivo por medio del cual se crean y fortalecen lazos comunitarios. En este sentido, la fragilidad de los materiales efímeros que conforman la pieza la posicionan como un objeto resistente al contexto y las lógicas museísticas. La obra insiste en su propia degradación al tiempo que, en consonancia con sus dimensiones afectivas, instaura una necesidad constante de atención, conservación y cuidadosa reconfiguración de sus elementos.
Atendiendo una vez más al título de este trabajo y su foco en la noción de belleza, podemos leerlo como reanimando algunas de las preocupaciones centrales que caracterizan la producción de Laguna y, en particular, el período de Belleza y Felicidad (ByF, 1999-2007), la galería de arte y editorial que fundó en 1999 con la poeta Cecilia Pavón. Si, por un lado, el trabajo curatorial y editorial de Laguna en ByF se abocó a re-imaginar la noción misma de belleza y buen gusto mediante la reivindicación de una estética precaria y una sensibilidad femenina, sentimental y queer, las fiestas resultaron centrales para la generación de artistas y escritores de los 90 que formaron parte de la galería/editorial. Estos eventos operaron como terreno fértil para experimentar con formas alternativas de subjetividad, relacionalidad queer y modos de socialización y construcción de comunidad.2 En esta línea, la centralidad de lo colectivo y lo intersubjetivo en la obra de Laguna se materializa en el particular formato de las plaquetas literarias de ByF editadas por ella. Con sus bolsitas transparentes y los pequeños regalos que acompañan los textos, las plaquetas evocan los souvenirs que se entregan en las fiestas al tiempo que contribuyen a cimentar la estética artesanal que caracteriza la producción visual y literaria de la artista.3 En este sentido, tanto las plaquetas editadas por Laguna como La belleza 2013 (La fiesta) pueden leerse como parte de una búsqueda constante de formas artísticas que, en consonancia con su concepción del arte como fenómeno de comunicación interpersonal, apelan a lo colectivo y a los afectos.
Finalmente, la incorporación de una rosa disecada en la pieza refiere igualmente a la noción del arte (y la literatura) como regalo. Evocando un intercambio afectivo, la rosa seca opera como símbolo cargado de historias amorosas y recuerdos sentimentales. Si, por un lado, la precariedad del soporte de telgopor lo vuelve particularmente receptivo a interacciones físicas con el medio, como las resistentes capas de tierra y suciedad que se acumulan en las uniones y que resultan en su rápida y constante degradación, a raíz de su materialidad efímera la flor se deshace gradualmente, registrando temporalidades emocionales. La recuperación de elementos de lo cotidiano en La belleza 2013 (La fiesta) posiciona, así, el paso inexorable del tiempo, el recuerdo y la memoria de vínculos e intimidades compartidas en el centro mismo de la obra.
Texto de Cynthia Francica
Notas
1. Laguna, Fernanda, entrevista personal, abril de 2016.
2. Palmeiro, Cecilia, Desbunde y felicidad. De la cartonera a Perlongher, Buenos Aires, Título, 2011.
3. Francica, Cynthia, “To Touch a Story: Textual Textures in Argentine Queer Writing”, Alter/nativas: Revista de estudios culturales latinoamericanos, Columbus, Ohio, nº 5, 2015.
Título: La belleza 2013 (La fiesta)
Año: 2013
Técnica: Acrílico sobre telgopor con brillantina, cartón y flor natural
66 x 43,5 x 14 cm
Nro. de inventario: 2013.06
Donación: Timothy Gibbs, 2013
Fuera de exposición
U-Turn Project Rooms, stand Nora Fisch, arteBA, Buenos Aires, 2013.