“Las imágenes que produzco en su mayoría son representaciones, donde hay una figuración atentada”, sostiene el artista argentino Matías Duville (1974) en el sitio web boladenieve, plataforma de difusión de gran parte del arte contemporáneo argentino en donde impera la palabra de los artistas. Dilucidar esta sentencia resulta productivo con el fin de acercarse a su producción. El de Duville quizás sea uno de los corpus artísticos más coherentes, en donde asunto y procedimiento se muestran de manera más transparente. Lo fantástico, bien como (pos) apocalíptico y destrucción por parte de una fuerza extrahumana sobre la civilización, o bien de un carácter lúdico con energía arrolladora, es un tema recurrente en su producción. A partir del dibujo configura pequeñas escenas localizadas en paisajes o al aire libre, sobre diversos soportes, como papel, hojas plásticas de álbumes fotográficos, alfombras, maderas, sedas, polietileno, etc. Los materiales utilizados (carbonilla, crayón, tinta de bolígrafo, acrílico, fuego) son friccionados sobre el soporte, por la extenuación en su aplicación, y comienzan a formar parte de las narraciones mismas. Así, a través de la destrucción y adulteración del soporte, el material se mezcla en el relato y formaliza una nueva geografía en donde asuntos y procedimientos se configuran indisolubles. Su producción de raíz figurativa muestra, a su vez, infinidad de detalles anómalos que confieren a las piezas un clima de extrañeza y de cercanía ocular a una acción en desarrollo, por suceder o que ya aconteció. El recurso del dibujo, la apelación al paisaje, el corrimiento de lo naturalista por medio de operaciones formales (líneas, trazos, composición de planos) y, por último, la proximidad a una acción, son características que definen la producción artística duvilleana.
En 2008, Duville se embarcó en la realización de Alaska, proyecto de largo aliento que consistió en decenas de dibujos sobre papel de grandes dimensiones, cuya producción se dividió en tres etapas secuenciales: meses previos del viaje al estado indicado por el título del proyecto, semanas en la localidad misma y, en años posteriores –entre 2010 y 2011–, en Buenos Aires. El uso de la imaginación de una región nunca visitada ni vista por él, las condiciones extremas de producción in situ y el recuerdo de los cuadros capturados operaron en cada etapa de este gran proyecto. Space Echo (2009) forma parte de esos años de trabajo y, particularmente, de la serie Escenario, corpus integrado por unas diez piezas de dibujo en carbonilla sobre papel, con algunas excepciones del uso del pastel en detalles de contenido narrativo. Escenas apaisadas (la altura de todos los dibujos es de 150 cm aproximadamente, y su ancho varía desde 210 hasta 340 cm) de vistas con peñascos, cumbres y cráteres en donde la civilización pareciera cargar con importantes cuotas de soledad y desconexión. Una energía totémica impera en esta pieza, no solo por las dimensiones de la obra (149 x 208 cm) y de los motivos representados, sino por la apelación a la mirada escrudiñadora del espectador para recorrer su superficie y apreciar las operaciones de un artista con ensoñaciones lúdicas de demiurgo.
Al finalizar la Escuela Superior de Artes Visuales Martín Malharro en Mar del Plata, Duville recibió, en años consecutivos, las becas de producción y análisis de obra (1999) y de estudio (2001-2002) de Fundación Antorchas y la beca para artes plásticas del Fondo Nacional de las Artes (2002), que le permitieron comenzar a formalizar una poética propia. Unos años más tarde, integró el grupo de seleccionados para participar en la cuarta edición del Programa para las Artes Visuales Kuitca/Centro Cultural Rojas (2003-2005) junto a artistas de todas las disciplinas (incluidos tres colectivos), que desarrollaron su trabajo en el que fue un colegio del barrio de Once. En este ámbito de intercambio entre colegas, pares y tutores, comenzó a experimentar con resoluciones técnicas y formales sobre soportes diferentes de los que venía utilizando, y también dio inicio a la confección de dibujos de dimensiones mayores que aquellas con las que solía trabajar. El imaginario fantástico sobre paisajes montañosos se afianzó en este período de formación en la Beca Kuitca, y si aquél ya había sido objeto de análisis formal y técnico enTravelling, su segunda exposición individual en la Galería Alberto Sendrós (Buenos Aires) en 2005, fue a partir de ese mismo año cuando comenzó a extenuarlo utilizando la experimentación sobre diversos soportes. Extenuación que vino aparejada al descubrimiento que las planchas de aglomerado le proveyeron en términos de dimensiones, al unir distintas placas y expandir la superficie en cuanto soporte, que luego transfirió a distintas series de dibujos de gran formato.
Texto de Sebastián Vidal Mackinson
Title: Space Echo
Year: 2009
Technique: Carbonilla sobre papel
149 x 208 cm
Inventary Number: 2009.03
Donation: Adquisición gracias al aporte de Felicitas y Alec Oxenford, María Freixas de Braun, Mariel Morita y Teresa A.L. de Bulgheroni, 2009
Fuera de exposición