La década del 50 fue una época clave en el desarrollo artístico de Víctor Magariños D. por varias razones. Por un lado, fue a comienzos de este período cuando el artista decidió orientar de manera definitiva sus exploraciones plásticas hacia el lenguaje de la abstracción; por el otro, en 1951 obtuvo una beca de estudio para viajar a París, donde pudo conocer, de primera mano, a muchos de los protagonistas de las vanguardias artísticas previas al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Si bien la obra de Vasili Kandinsky fue un claro referente en la formación de Magariños D., fue Georges Vantongerloo, con su lenguaje de carácter científico y sus estudios plásticos sobre las interacciones de las fuerzas en el espacio, el que mayor impacto le causó. A partir de este momento, Magariños D. no solo encontró en Vantongerloo un interlocutor con el cual confrontar su trabajo, sino también una cita de autoridad para muchas de sus ideas sobre las formas artísticas que venía desarrollando de forma previa a su viaje.1
Para Magariños D. este artista había logrado representar con éxito el cambio de cosmovisión que la Teoría de la Relatividad había producido en la sociedad.2 Si esta teoría científica mostraba que no existen referencias espaciotemporales absolutas, las composiciones artísticas basadas en la geometría euclidiana resultaban, entonces, obsoletas para representar un universo en constante movimiento. Para Magariños D. la ciencia abría la puerta a nuevos universos que cambiaban las reglas naturalizadas por el hombre. Consideraba que era deber del arte hacer eco a estos cambios y ser vínculo entre el pensamiento y el sentimiento del ser humano, por lo que la ciencia y el arte no podían ser ajenos uno del otro. Esta mirada humanista de la ciencia lo acompañó a lo largo de toda su carrera. Por este motivo, en claro diálogo con Vantongerloo, Magariños D. consideraba el espacio de una obra como un campo abierto al juego de tensiones dinámicas (atracción, repulsión, etc.) entre sus elementos más simples: la línea, el punto y el plano. En las distintas series que desarrolló a lo largo de la década del 50, el artista exploró la infinidad de relaciones que pueden tener estos elementos y sentó las bases del lenguaje para sus trabajos futuros.
La obra aquí estudiada forma parte de un conjunto de tintas en las que Víctor Magariños D. buscó agotar las posibilidades de la línea como constructora y deconstructora de planos en el espacio. En ella se puede ver cómo líneas rectas y curvas se superponen, formando planos y movimientos orbitales, características que definen gran parte la producción de esta década. Son pocas las piezas pertenecientes a esta serie que se encuentran fechadas, por lo que resulta difícil asignarle un año certero de realización. Dado que a comienzos de la década del 60 la producción de Magariños D. presenta un giro en sus formas compositivas, es posible afirmar que esta tinta fue realizada entre 1952, año en que el artista retorna de París, y 1959. En el archivo del Centro de Arte Magariños D., Buenos Aires, se conserva una obra de imagen, formato y soporte similares fechada en 1958. Ambas comparten el uso de la témpera aguada celeste y la construcción de planos a partir de arrastrar el exceso de tinta de las líneas, efecto que se encuentra acotado a un número reducido de trabajos dentro de la serie. Estos indicios permiten acercar su fecha estimada de creación a 1958.
Durante la vida del artista casi no se expusieron las obras sobre papel realizadas en la década del 50. Esta pieza formó parte de una exposición post mórtem realizada en el Centro Cultural Borges en 1996. Allí fue adquirida para la colección del Banco Velox, donde permaneció hasta que dicha colección fue disuelta. La obra fue subastada por la casa J.E. Gomensoro, Buenos Aires, en 2005, pero no fue posible rastrear el nombre del comprador. En 2011 se presentó en la subasta número 126 de la Galería Arroyo, donde fue adquirida para la colección de Ricardo Esteves.
Texto de Juan Cruz Andrada
Notas
1. Para un mayor desarrollo sobre la relación entre Magariños D. y Vantongerloo, véase Rossi, María Cristina, “Presencias reales. Víctor Magariños D. en el encuentro con el otro”, en Víctor Magariños D. Presencias reales, Sáenz Peña, provincia de Buenos Aires, Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2011.
2. Magariños D., Víctor, “El proceso creador en arte (pintura) después de las últimas tendencias. La pintura cosmológica”, mecanografiado, 1977, D. epmf. 0071. Archivo Víctor Magariños D.
Title: Sin título
Year: 1958
Technique: Témpera y tinta sobre papel
29.5 × 19.5 cm
Inventary Number: 2014.39
Donation: Ricardo Esteves, Buenos Aires, 2014
Fuera de exposición