Antonio Dias tenía veinte años cuando pintó Querida, você está bem?, en 1964. La obra muestra la singular figuración, de provocación e ironía, que caracterizaría la producción del artista en el período de 1963 a 1967.1 Si bien hacia fines de esa década Dias se orientó hacia una severa economía formal, sustituyendo la prodigalidad de imágenes y materiales que había prevalecido hasta entonces por un tipo de pintura-instalación sobria, un elemento esencial de esa pintura, relativo al tono de su “narrativa” –distanciado y metacrítico, pero recorrido por un hilo de humor corrosivo–, atravesaría toda su trayectoria subsiguiente.
En ese período llama la atención, en primer lugar, el modo original como Antonio hacía culminar, en una síntesis problemática, el legado de la experiencia constructiva brasileña de los años 50 con el impulso estético de deconstrucción e ironía del movimiento tropicalista que emergía en los 60. En esta obra, surgida el mismo año del golpe militar que dio lugar a una dictadura de más de dos décadas, se destaca la mezcla extravagante de principios constructivos con elementos fragmentarios e informes –mezcla elocuente, por otra parte, del desencanto que había disipado el optimismo del proyecto de modernización industrial que el Brasil había ensayado en el decenio anterior–. La literalidad de la superficie, la exposición cruda de su “modo de producción”, con imágenes que describen explícitamente discontinuidades, en montajes o yuxtaposiciones que “denuncian” la lógica de la representación: todos estos recursos son tributarios de los modernos; mientras que el escenario achatado, de superficies blancas llenas de siluetas recortadas, con estilizaciones cortantes y marcados contornos, alude al despojamiento formal y a la especie de pobreza ética de la producción de los cariocas neoconcretos. Así, de manera paradójica, se puede decir que Querida, você está bem? es una obra constructiva sin dejar de ser heredera del aliento anárquico de los tropicalistas.2
Un segundo aspecto distintivo de esa producción es el hecho de constituir, con su experimentalismo radical, una sorprendente respuesta local a las vertientes euronorteamericanas del arte pop. Su cultura figurativa, de espíritu metalingüístico, era un posicionamiento político y estético a la altura de la nueva cultura de masas que prosperaba a escala global en el mundo industrializado y semiindustrializado, tanto en las periferias como en el centro. Querida, você está bem? se muestra exaltada pero llena de ironía cool, políticamente motivada pero deconstruyendo, en su propia operación formal, toda pedagogía de panfleto político. A pesar de que la pieza nos ofrezca, finalmente, un “drama”, con derecho a una constelación de elementos de pesado calibre semántico –orgánicos, informes, “blandos”, que aluden al lenguaje “bajo” de la historieta y el grafiti–, no hay allí un desarrollo narrativo, de manera que las tensiones permanecen reprimidas, en potencia máxima.
La obra exhala un “bajo expresionismo”, despojado de la metafísica del sujeto. Todo en ella está truncado, y la narrativa, fragmentada, sugiere disparidad y confluencia de sentidos, una intensificación de pathos que no se resuelve, y que por eso mismo le infunde un grano de patetismo y comicidad. El título, en contraste con el paroxismo de los símbolos en juego, parece una alusión al folletín de la cultura televisiva. La fisonomía gráfica, tomada del lenguaje publicitario, que simula un supuesto valor comunicacional, no hace, de hecho, sino reconocer la pertenencia de la obra a un mundo “extraartístico”, un espacio “externo” que se extiende más allá de los protocolos institucionales del museo y de la galería.
Texto de Sônia Salzstein
Notas
1. Nacido en Campina Grande, en el estado de Paraíba, Antonio Dias llegó en 1957 a Río de Janeiro, en ese entonces referencia del país, de una cultura urbana sofisticada, con su bohemia musical inmersa en la atmósfera de la bossa nova y, poco después, también del tropicalismo, que agitaría la escena política y cultural brasileña de los años 60. Si bien el golpe militar de 1964 impuso una dura reversión de este proceso, no logró dispersar una activa resistencia cultural, de la cual el artista era parte.
2. Entre las décadas de 1950 y 1960 actuó en el país una animada vanguardia concreta de artistas, poetas y escritores, cuyos polos principales eran San Pablo y Río de Janeiro. Hacia fines de los años 50, se escindió en “neoconcretos cariocas” y “concretos paulistas”. El artista, que tenía vínculos con ambos grupos, encontraba en Río una vida urbana refinada, marcada por las tensiones entre sus segmentos de vanguardia y las presiones comerciales de la vigorosa cultura de masa que asomaba en el país. Fue, probablemente, ese ambiente el que primero le sugirió la mezcla heterodoxa, que caracterizaría todo su trabajo, de la rigurosa cultura plástica heredada de las corrientes constructivas con una cultura comercial de inflexión popular.
Title: Querida, voce está bem?
Year: 1964
Technique: Acrílico sobre madera y hardboard
121,7 x 94,7 x 7,2 cm
Inventary Number: 2001.74
Donation: Eduardo F. Costantini, Buenos Aires
En exposición