Enio Iommi experimentó con diversos materiales, incluyendo los metales, en el taller de escultura de su padre, Santiago Girola. Fue allí donde comenzó su formación. Luego, tuvo la influencia de su tío materno, el poeta Godofredo Iommi, quien mantenía estrechos contactos con la vanguardia argentina de los años 40. Es así como el joven Enio tuvo ocasión de conocer a Edgar Bayley y a Carmelo Arden Quin, dos de los editores de la revista Arturo, publicación que comenzó a circular en 1944 y que, en su único número, instaló en la Argentina el debate en torno a la abstracción.
Las búsquedas de Iommi, que comenzaron siendo pictóricas y luego se definieron en el terreno de la tridimensionalidad, tenían vinculaciones con las propuestas que sostenían los miembros de Arturo, en especial con aquellas que acentuaban el rigor de la geometría en oposición al subjetivismo expresionista, simbolista o surrealista.
“Invención contra automatismo”, decía uno de los textos de la revista Arturo. En conexión con estas filiaciones, Enio Iommi fundó, junto con Girola, Hlito, Maldonado y Prati, la Asociación Arte Concreto-Invención en noviembre de 1945.1 Fue la ocasión para que ellos presentaran sus obras, para un grupo de invitados, en un taller de la calle San José, en el barrio de Constitución. Cuatro meses más tarde, en marzo de 1946, se inauguró la primera muestra pública en el Salón Peuser y se dio a conocer el Manifiesto invencionista, un documento clave de la vanguardia argentina que, por otra parte, actuó en sincronía con la del concretismo internacional que, en Suiza, lideró Max Bill.
El proyecto renovador del arte concreto abrió las vías a la “invención” más allá del canon de la mimesis. En este sentido, Línea y volumen no representa, sino presenta de modo directo el movimiento. Lo hace a través de una materia (alambre) que en primer lugar habla de sí y de sus posibilidades espaciales de libre orientación. La introducción/intromisión de un pequeño volumen de bronce que discontinúa y hace aún más imprevi- sible el recorrido de la línea distingue a esta obra de otros trabajos lineales, como Continuidad interrumpida (1948, Malba).
El volumen sirve en este caso como doble ruptura: por un lado, quiebra la homogeneidad matérica y, al discontinuar el recorrido lineal, introduce una pausa en la “estética del vacío activo”. Línea y volumen es, en síntesis, una pieza que plantea problemas muy particulares relacionados con la heterogeneidad en los materiales, lo que sirve de anuncio a lo que se convertirá en un rasgo principal de la obra de Enio Iommi. Si, en algunos casos, utiliza materiales de la naturaleza, como madera o mármol, en otros incorpora materiales industriales novedosos en el campo de las artes plásticas, como aluminio, acero o anticorodal. Dice el artista:
Yo empiezo con el arte concreto y eso fue en el año 1945. Aquella sociedad tenía una visión completamente distinta de la actual; eran los principios de la industria argentina. Entonces yo usé los materiales como me los entregaba la industria, no los modificaba, los dejaba como los compraba en la casa de metales y lo que yo desarrollaba con esa fuerza industrial eran las formas geométricas y las líneas que creaban direcciones en el espacio.2
Al incorporar materiales heterogéneos, Enio Iommi se atrevió a ir más allá del canon previsible de la bella forma y de los imperativos del “buen gusto” aceptado. En algunas piezas, el fragmento “intruso” está desprovisto de prolijidad, marcando accidentes que revelan la vida de la materia. Tal el caso de Sin título (1950), escultura en la que se cierra el recorrido de una varilla de acero con dos trozos de mármol roto.
Pasarían muchos años hasta que una estética drásticamente cuestionadora de los paradigmas tradicionales recibiera la aceptación del mundo del arte. Es indudable que los sustanciales cambios del arte de hoy tienen, en las obras de los miembros de la Asociación Arte Concreto-Invención, un antecedente relevante. Ellas dieron cuenta de la libertad del artista que vive en un mundo de contradicciones y de la esencial vocación de dejar vías siempre abiertas. Es lo que claramente señala Enio Iommi cuando dice: “La libertad del artista está en la esencia de penetrar en este mundo lleno de contradicciones, para dejar un camino lleno de libertades”.3
Y así él nos enseña a ver la historia del arte más allá de la pureza del “estilo”, como manifestación de una creatividad que es reflejo de la vida emancipada. Por eso su presencia en el arte fue notable durante largo tiempo, desde los años 40 hasta el momento de su muerte. Erigirse en nombre insoslayable de una década brillante, como lo fue la del 40, sería para cualquier mortal una gran gloria. Pero ¿qué decir cuando se es protagonista de siete décadas sucesivas?
Texto de Elena Oliveras
Notas
1. Participaron de la Asociación Arte Concreto-Invención Edgar Bayley, Antonio Caraduje, Simón Contreras, Manuel Espinosa, Raúl Lozza, Rafael Lozza, Rembrandt van Dyck Lozza, Alberto Molenberg, Primaldo Mónaco, Oscar Núñez y Jorge Souza. Poco antes de la disgregación del grupo se sumaron Juan Melé, Vir- gilio Villalba y Gregorio Vardánega.
2. Oliveras, Elena, “Ennio Iommi: Siete décadas de inconformismo y transgresión”, en Enio Iommi (cat. exp.), Buenos Aires, Centro Cultural Recoleta, 2010, p. 19.
3. Cf. López Anaya, Jorge, Enio Iommi, escultor, Buenos Aires, Ediciones de Arte Gaglianone, 2000, p. 9.
Title: Línea y volumen
Year: 1944
Technique: Alambre y bronce modelado con base de bronce
53,5 x 32 x 22 cm
Inventary Number: 1999.05
Donation: Eduardo F. Costantini, Buenos Aires
Fuera de exposición
+ MALBA. Adquisiciones, donaciones y comodatos
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2004