Júbilo es una talla sobre madera de incienso estructurada a partir de fuertes tensiones angulares que describen una diagonal. Martín Blaszko fue un artista muy tempranamente interesado por el tipo de energía que proyectaba la diagonal. Si bien al llegar a la Argentina no había optado por la formación artística a través de la Escuela de Bellas Artes, en los primeros años 40 asistió al taller de Cecilia Marcovich, quien enseñaba en Buenos Aires las técnicas de André Lhote. Uno de los interrogantes que lo movilizaban y que le planteó a su profesora fue, precisamente: ¿a qué aspecto emocional correspondía el predominio de la diagonal en la obra de Edgar Degas? Insatisfecho con la respuesta que obtuvo, prefirió dejar de concurrir a ese conocido taller de la época, aunque nunca abandonó su fascinación por las tensiones diagonales.

Como expresión de la potencia oblicua que la rige, esta obra también fue llamada La fuerza; no obstante, es interesante observar que Blaszko tituló a varias de sus piezas tanto La fuerza como Júbilo, término con el cual intentaba resaltar la alegría de vivir y el entusiasmo de la creación. Además, en el caso de esta talla, no solo ha sido presentada alternativamente con alguno de estos dos nombres, sino que las fechas de creación consignadas también fluctúan entre 1954 y 1956.(1)

Por este motivo, es importante tener en cuenta que el trabajo a partir la oposición de formas angulares estaba en el centro de sus preocupaciones estéticas desde el comienzo de la década, tal como se observa en la secuencia Júbilo (madera, 1951), Júbilo, versión nº 3 (madera, 1952), Júbilo, versión nº 4 (yeso, 1952), Júbilo (madera pintada, 1955), y en su preferencia por este tipo de trabajos, según evidencia la elección de esta última obra para enviar a la XXVIII Bienal de Venecia, de 1956, cuando representó a la Argentina en la Sección Escultura, junto a José Alonso, Libero Badii, Carlisky, Noemí Gerstein y Gyula Kosice.

Ese mismo año Blaszko publicó un artículo en el Boletín de la Asociación Arte Nuevo –agrupación que lo contaba entre sus fundadores– en el que se explayó acerca de las tensiones angulares. Tomando como punto de partida el caso de la obra neoplasticista, Blaszko señaló que a Piet Mondrian el ángulo de 90º le había permitido controlar la composición pero, al mismo tiempo, ese empleo de la ortogonalidad le había generado cierta monotonía a la estructura. En consecuencia, siguiendo la investigación de Hans Kayser que había encontrado en un libro que le resultó revelador, se propuso lograr otra dinámica. Se trataba de un sistema desarrollado desde el punto de vista de la armonía, a partir del análisis de todos los aspectos de la forma y la función de las plantas.(2) Este teórico alemán, amigo de Paul Klee, explicaba que el control de los ángulos constantes no ofrecía problemas; sin embargo, para controlar otros desarrollos angulares aconsejaba partir de los seis ángulos iguales que forma una recta al completar un giro de 180º.

Blaszko advertía entonces que, al evitar la rigidez de los ángulos rectos, una estructura que empleara las direcciones que va describiendo esa recta de modo ascendente podría dinamizar la composición. De esta manera entendía que las obras construidas con este procedimiento le podían ofrecer al espectador la posibilidad de “recorrer el ciclo entero de una tensión desde su brote hasta su declive”,(3) porque la espiral que van describiendo esas líneas incluye las diferentes posiciones del ángulo en una sucesión vertical. Al describir esta modalidad de trabajo, en dicho texto ejemplificó con los ángulos de la talla Júbilo que pertenece a MALBA - Colección Costantini, para concluir que se trataba del caso de ángulos constantes con la aplicación de un movimiento de derecha a izquierda, lo cual determina una de las infinitas variantes de ángulos iguales opuestos por las diagonales.

Si consideramos que, además de la contraposición de fuerzas, para la idea plástica de este artista también fue central afirmar la solidez de la obra en el equilibrio de sus pesos, Júbilo es una pieza emblemática con respecto a las esculturas de este período. Tallada sobre un tipo de madera que, como el incienso, permite lograr superficies pulidas de muy suave acabado, los grandes planos de esta escultura están realzados por algunas pequeñas hendiduras, por las aristas rectas de sus facetamientos y por las curvas que delimitan el vacío central; en definitiva, un juego de variaciones que también contribuye a dinamizar su volumen.

Texto de Rossi, Cristina

 

Notas

1. Entre las publicaciones próximas al momento de creación, en Arias, Abelardo, Escultura argentina del siglo XX, Buenos Aires, ECA, 1962, se publicó como de 1954; en Martín Blaszko. 15 años de escultura, Galería Lirolay, Buenos Aires, 1961, y Martín Blaszko, Galería Lascaux, Buenos Aires, 1965, apareció como de 1955, y en el Boletín de la Asociación Arte Nuevo, Buenos Aires, nº 2, 1956, fue consignada como de 1956.

2. Se trataba del libro Harmonia Plantarum, publicado en 1943 por Occidentverlag Zürich.

3. Blaszko, Martín, “El ángulo: su aplicación y control en la obra plástica”, Boletín de la Asociación Arte Nuevo, Buenos Aires, nº 2, 1956, pp. 7-9.

Júbilo, 1956

Data sheet

Title: Júbilo
Year: 1956
Technique: Madera de incienso tallada y lijada con recubrimiento de laca
27 × 43.5 × 10.5 cm
Inventary Number: 2001.38
Donation: Eduardo F. Costantini, Buenos Aires

Fuera de exposición

Exhibitions

La Colección Costantini en el Museo Nacional de Bellas Artes
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina
1996

 

Bibliography