Luis Ortiz Monasterio forma parte de la columna vertebral de la Escuela de Escultura Mexicana, que se inició en los años 20 del siglo pasado, tomando como parteaguas de un nuevo lenguaje plástico –que rompe con la enseñanza academicista del siglo XIX– el momento de la Revolución.
A diferencia de otros artistas que eligieron ir a Europa, Ortiz Monasterio optó por viajar a Estados Unidos, que para ese momento de alguna manera dictaba los postulados de los lenguajes modernos. Visitó Los Ángeles en dos períodos: de 1925 a 1927 y de 1928 a 1929, años en los que formó un estilo propio con dos vertientes. La de inspiración precortesiana, como él la describe,
…utiliza con gran acierto la tercera dimensión, que es el principio fundamental de la escultura […] y un magno sentido de la creatividad; no trata de copiar el mundo exterior, sino que copia algún invisible mundo interior de imágenes mentales. Quizá esto se deba a su profundo sentido religioso.1
La segunda vertiente abreva en las tendencias internacionales marcadas por artistas como Henry Moore (1898-1986), Constantin Brancusi (1876-1957), Jacques Lipchitz (1891-1973), Ivan Meŝtrović (1883-1962), Ralph Stackpole (1885-1973) y Pablo Picasso (1881-1973), entre otros.
En concordancia con el discurso estético de las décadas de 1960 a 1980, realizó esculturas en terracota policromada y piedra artificial impregnada de color o al natural, sustentadas en el uso de figuras geométricas. Con su obra monumental, Ortiz Monasterio dejó honda huella en los ámbitos público y civil.
A la par de su producción artística, Ortiz Monasterio desarrolló una amplia trayectoria como docente y catedrático de 1942 a 1990, en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), mejor conocida como “La Esmeralda”, y la Academia de San Carlos de la universidad. Asimismo, dictó conferencias sobre arte y escultura precolombina, psicología, estética, budismo e hinduismo. Hombre de gran cultura, fue miembro fundador de la Academia de Artes y del Seminario de Cultura Mexicana. Recibió premios y distinciones, de los cuales el más destacado fue Premio Nacional de Artes de 1967.
La figura escultórica de El espíritu de la ley se encuentra dentro del estilo propio que Ortiz Monasterio, inspirado en el arte precortesiano, produjo en las décadas de 1930 y 1940. Los elementos a los que recurre, tales como la volumetría, la esquematización, los mascarones con glifos, la representación de Chac-mol, serpiente emplumada, y de figuras como Netzahualcóyotl y Cuauhtémoc, y la triple alianza, son tomados, en buena medida, del arte precolombino. Podemos ver en todas esas piezas, una volumetría considerable de forma cerrada y de bordes redondos. Ejemplos de ésta son Venus mecánica (1937), que habla de la nueva humanidad mecanizada en boga en la primera mitad del siglo pasado, y La Victoria (1935), realizada en mármol, bronce y repetida en años posteriores cambiando la redondez por líneas más alargadas y detalles propios de la composición. Otra obra que retomó en años posteriores es el Apolo de 1936, que también ejecutó en los mismos materiales y tuvo el mismo destino de ser reinterpretada.
Las soluciones estéticas y formales de este período sorprendentemente creativo fueron cruciales y novedosas en la trayectoria del escultor. La simbología de El espíritu de la ley propone una figura masculina sedente, que sostiene con su mano izquierda una tabla en la que está inscrita la palabra LEY, con lo que se intuye una doble lectura: de legalidad y religiosa, vista esta última a través de la posición de su mano derecha, que evoca la bendición de un Cristo pantocrátor, o bien la cita de esculturas budistas en posición de loto, que en varias ocasiones también tienen su mano levantada con señal de bendición; se suma al hieratismo una hermética y frontal mirada que reta al espectador.
La segunda lectura la relacionamos con el mundo terrenal, y alude a las leyes que son básicas para el orden de la convivencia humana y del cosmos. Es decir que esta doble simbología sintetiza en un solo concepto lo divino y lo humano.
El drapeado del atuendo remite a los modelos de paños grecolatinos, que Ortiz Monasterio empleó desde los años 30 y hasta fines de los 50 en diferentes creaciones, y que podemos observar fácilmente.
“Mi obra tiene algo de hermético, de incomprensible; posee un carácter demasiado personal, interior, que es lo que yo disfruto de ella: hacer algo que para mí sea una sorpresa que me intrigue”.2
Ortiz Monasterio fue un hombre con intereses en la doctrina del budismo, en el cristianismo y en la ciencia del psicoanálisis; con estos fundamentos la estética de su obra se hace más comprensible.
Texto de Adriana Clemente Mejía y María Estela Duarte Sánchez
Notas
1. Ortiz Monasterio, Luis, El ropero de piedra, México, CONACULTA, 2007, p. 37.
2. Ibid., p. 97.
Title: El espíritu de la ley
Year: 1934
Technique: Bronce (Edición II/VI)
37,7 x 27 x 30 cm
Inventary Number: 2001.118
Donation: Colección MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
Fuera de exposición
[Escultura de Luis Ortiz Monasterio], Galería de Arte Mexicano, Ciudad de México, 1935.
Exposición del escultor Luis Ortiz Monasterio, Sala independiente de Exposiciones de la Universidad Nacional de México, Ciudad de México, 1936.
[Escultura de Luis Ortiz Monasterio], Galería de Arte Mexicano, Ciudad de México, 1950.
[Escultura de Luis Ortiz Monasterio], Betty Parsons Art Gallery, Nueva York, 1952.
[Escultura de Luis Ortiz Monasterio], sede de la Organización de Estados Americanos, Washington, 1970.
Luis Ortiz Monasterio, escultor (1906-1990), Galería OMR, Ciudad de México, 1992.
Luis Ortiz Monasterio (México, 1908-1990). Small Sculpture, Louis Stern Galleries, West Hollywood, California, 1992.
Identidade e volumen. A escultura en México (1910-1950), Pazo de Congresos e Exposicións de Pontevedra, Pontevedra, 1999.
De la academia a la instalación, Museo del Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México, 2000.
Arte en América Latina, MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Buenos Aires, del 21 de septiembre de 2001 al 25 de noviembre de 2003.
Visiones, MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Buenos Aires, del 23 de febrero de 2002 al 26 de mayo de 2003.
Arte latinoamericano siglo XX, MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Buenos Aires, desde el 27 de agosto de 2003 hasta 2005.
MALBA. Colección MALBA, arte argentino y latinoamericano, MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Buenos Aires, del 10 de diciembre de 2004 al 7 de febrero de 2005.