Autodidacta, Enio Iommi tomó contacto con la escultura en el taller rosarino de su padre y con la vanguardia artística a través de un hermano de su madre, Godofredo Iommi. En línea con estas filiaciones, fue miembro fundador de la Asociación Arte Concreto-Invención en noviembre de 1945.
Continuidad interrumpida pone de manifiesto los rasgos esenciales del “arte concreto”. De acuerdo con la definición de Theo van Doesburg, el término indica que no hay nada más “concreto” que un punto, una línea o cualquier otro elemento tomado de la geometría. Se opone al arte abstracto en cuanto se trabaja con la posibilidad no representativa –o figurativa– de la forma. El artista suizo Max Bill fue uno de los que más desarrollaron la estética del concretismo, anclada en relaciones matemáticas. Sus teorías fueron para los artistas concretos argentinos modelos sistemáticos dignos de consideración.
Los artistas que, en Buenos Aires, firmaron el Manifiesto invencionista (1946) rechazaron las distintas formas de ilusionismo, como el expresionismo, el simbolismo o el surrealismo. Al mismo tiempo, sostuvieron que “la estética científica remplazará a la milenaria estética especulativa e idealista […] la metafísica de lo bello ha muerto por agotamiento. Se impone ahora la física de la belleza”.
Un arte de “invención”, como el que postuló el manifiesto de la Asociación de Arte Concreto-Invención, revela una voluntad humanista. Tomás Maldonado, en un artículo publicado en el segundo número de la revista de esa asociación dice:
"Nuestro arte es humanista porque se basa en una fe ilimitada en la capacidad práctica del hombre. También porque es un arte de invención […]. Humanista es quien juzga al hombre capaz de inventar, de revolucionar".
El arte de “invención” de Enio Iommi se concreta en la deconstrucción de la escultura, es decir, en la puesta en evidencia de la génesis de un proceso productivo. El punto de partida de ese proceso es el espacio que generalmente resulta ocupado por un volumen, por lo cual opera como una escena pasiva, meramente contenedora. Y así desaparece en cuanto se lo niega como phainomenon (fenómeno), es decir, como “lo que aparece”.
Una situación opuesta a la pasividad del espacio es la que encontramos en la serie de esculturas lineales de Iommi, entre las que se cuenta Continuidad interrumpida. En ellas, el espacio se hace evidente, toma vida pasando a un primer plano como elemento plástico. Se torna “forma” (inmaterial) atravesada en su transparencia por el ojo del espectador.
Un arte de “invención” no reniega del “error”, sino que, por el contrario, lo incorpora. Así la continuidad de la perfecta forma circular se interrumpe y sufre “accidentes” que resaltan las posibilidades ópticas de un movimiento impredecible.
Diferente de la primera escultura concreta de Iommi –Direcciones opuestas (1945, colección particular)–, en la que trabajó con el elemento lineal recto, Continuidad interrumpida cuenta con las posibilidades del elemento lineal curvo para lograr la exaltación del espacio. Esto se relaciona con investigaciones sobre las bandas en torsión, particularmente sobre la cinta de Moebius y el problema de la continuidad. Mantuvo así preocupaciones de Max Bill, quien había estudiado las particularidades morfológicas de esa cinta conectándolas con planteos científicos relativos a las geometrías no euclidianas y a la topología.
Continuidad interrumpida muestra las posibilidades topológicas de la línea al desplegar una retórica de la ingravidez que trasciende el concepto tradicional de escultura de bulto. No hay objeto macizo, sino espacio sutilmente “dibujado” por una línea curva de alambre. El vacío se vuelve “materia” inmaterial tanto o más significativa que la materia sólida. Aclara Enio Iommi:
El escultor tradicional no es que no vea el espacio, sino que lo descarta, lo deja de lado y muestra el volumen [….] Lo que hay que ver en mis obras es cómo yo compongo el espacio, cómo penetra, cómo sale y cómo está puesto adentro de las líneas, de los planos o de la masa.1
Más que escultor, Iommi puede ser considerado un dibujante del espacio. Al diseñarlo, al convertirlo en vacío activo, está resaltando la actividad del ojo del espectador, que se mueve no solo alrededor del objeto, sino hacia adentro y hacia afuera de éste, en todas sus dimensiones.
La relación dinámica ojo-objeto nos hace entender –como afirmaba Alfred Whitehead– que no somos testigos exteriores de la realidad, sino partes integrantes de ella. Continuidad interrumpida demuestra que cuando observamos un fenómeno no nos enfrentamos meramente a él, sino que estamos dentro de él.
Texto Elena Oliveras
Notas
1. Oliveras, Elena, “Ennio Iommi: Siete décadas de inconformismo y transgresión”, en Enio Iommi (cat. exp.), Buenos Aires, Centro Cultural Recoleta, 2010, p. 19.
Title: Continuidad interrumpida
Year: 1948
Technique: Metal con recubrimiento de pintura, sobre base de granito negro
62.5 × 47 × 34 cm
Inventary Number: 2001.98
Donation: Colección MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
Fuera de exposición