Di Cavalcanti comenzó su carrera y se formó como artista por medio de la prensa, trabajando como caricaturista e ilustrador. En 1916 participó del I Salón de los Humoristas, en el Liceu de Artes e Ofícios de Río de Janeiro. Al año siguiente se trasladó a San Pablo, donde frecuentó la Facultad de Derecho durante tres años. Pobre, pero con buenas referencias, y especialmente talentoso, consiguió insertarse rápidamente en el círculo de los intelectuales vinculados a los diarios.
La actividad del artista entre 1918 y 1921 fue admirable. En San Pablo, dirigía la revista Panóplia e ilustraba libros de los principales autores de la época: Sérgio Milliet, Guilherme de Almeida, Ribeiro Couto, Mário de Andrade, entre otros. En Río, colaboraba con la revista Guanabara. Trabó amistad con Oswald de Andrade, quien lo presentó a Mário de Andrade y Anita Malfatti. Juntos, constituyeron el primer frente modernista del Brasil, que culminaría en la Semana de Arte Moderno de 1922. Di Cavalcanti fue uno de los participantes más activos en la realización de la Semana. Produjo el catálogo y el programa del evento, organizó la asistencia de Villa-Lobos e invitó a varios artistas; entre ellos, Ferrignac y Martins Ribeiro.
En 1923 viajó por primera vez a Europa y permaneció en París, como periodista, durante dos años. Allí visitó museos, conoció a los grandes maestros del pasado, asistió a espectáculos de danza y de jazz y vio la vibrante escena de la vanguardia europea. Pero la influencia más decisiva fue el descubrimiento del expresionismo. En palabras del artista, extraídas de su libro autobiográfico Viagem da minha vida: “Un día, descubrí a los expresionistas alemanes. Quedé tan alucinado que rompí todas mis pinturas”.1 En realidad, Di Cavalcanti se sintió atraído con mayor fuerza por el movimiento Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad), que mezclaba la distorsión expresionista, la fragmentación futurista y la precisión del realismo cortante. Entre sus artistas, el que más lo impresionó fue George Grosz, que unía las características del movimiento en obras que, en la época, eran clasificadas como caricaturas.
Cena de rua es una pieza con nítida influencia del artista alemán. Di Cavalcanti toma de Grosz la mezcla de los procedimientos cubista y futurista, la utilización de los colores saturados y el exceso de elementos superpuestos, creando una sensación de aglomeración típicamente urbana. Las figuras femeninas, herederas de las imágenes satíricas de la vida nocturna y decadente de Berlín plasmadas por Grosz, tienen un aire un tanto aburrido. Pero en el trabajo de Di Cavalcanti no existen la mordacidad y la crítica características de la Nueva Objetividad, pues el artista brasileño está retratando a amigos. El trabajo tiene una dedicatoria: “Para Berta y Henrique2 off [ofrece] Di Cavalcanti”. Ellos son, respectivamente, la actriz y recitadora rusa, naturalizada argentina, Berta Singerman y su marido, el empresario Rubén Enrique Stoleck. Berta se presentó muchas veces en el Brasil, con enorme éxito. Su personalidad y su fisonomía destacadas fueron captadas por diversos artistas brasileños; entre ellos, Flávio de Carvalho, Ismael Nery, Lasar Segall y el propio Di Cavalcanti. Al retratar a Berta,3 éste resalta, como elemento central de la representación, los ojos de la actriz, misteriosos. Esa característica llevó a inferir que la figura que aparece en primer plano es Berta Singerman. Corroborando esa idea, la figura de perfil, que se ubica detrás de ella, tiene la nariz larga, afilada y respingona de Enrique Stoleck, mientras que la figura rubia y proporcionalmente menor situada al lado de ella tiene las características de Paulina Singerman, hermana de Berta y también actriz, famosa por sus cabellos rubios y ojos claros. El trabajo podría ser clasificado de manera simplista como una caricatura, pero la obra del artista trasciende esa designación por su composición compleja y el hábil uso de los colores, sombras y volumetrías.
Di Cavalcanti representa una vertiente poco frecuente de la ilustración brasileña, en cuya historia ocupa un lugar único. Se lo recuerda en todas las publicaciones del género, desde la antológica História da caricatura no Brasil, de Herman Lima, hasta la reciente Caricaturistas brasileiros, de Pedro Corrêa do Lago. Lejos de ser un artista plástico que practicaba la ilustración esporádicamente, Di Cavalcanti produjo en el medio editorial una obra numerosa que ha sido objeto de estudios específicos, como Di ilustrador, de Ana Paula Simioni, y Um mestre além do cavalete, de Piedade Grinberg.
Esa conjunción plantea la cuestión de la relación entre las artes plásticas y la ilustración, que, en el caso de Di Cavalcanti, es una relación de intercambio, transformación y mutua alimentación, muy próxima a la síntesis de las artes que sería propuesta por las vanguardias de la década de 1950.
Texto de Denise Mattar
Notas
1. Di Cavalcanti, Viagem da minha vida, Rio de Janeiro, Editora Civilização Brasileira, 1955.
2. En portugués, el nombre Enrique se escribe con H.
3. Di Cavalcanti, Retrato de Berta Singerman, 1928, gouache sobre papel, 32,5 x 25,5 cm, colección particular; Di Cavalcanti, Berta Singerman, ca. 1937-1939, gouache sobre papel pegado sobre cartón, 53,7 x 44 cm, colección particular.
Title: Cena de rua
Year: 1931
Technique: Témpera, tinta y grafito sobre papel
33.5 × 23.2 cm
Inventary Number: 2001.72
Donation: Eduardo F. Costantini, 2001
En exposición
+ MALBA. Adquisiciones, donaciones y comodatos
MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina
2004
La Colección Costantini en el Museo Nacional de Bellas Artes
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina
1996