Juan Antonio Ballester Peña fue “redactor gráfico” e integrante del grupo editor de La Campana de Palo. Periódico mensual de Bellas Artes y Polémica. Editada entre 1925 y 1927, esta publicación de orientación anarquista estaba liderada por el crítico de arte Atalaya (Alfredo Chiabra Acosta) y el artista Carlos Giambiagi, con quiénes por esos años Ballester Peña compartía ideario político y artístico.1 Atalaya también había sido editor del Suplemento Semanal (1922-1926) de La Protesta, otra destacada publicación anarquista en la que Ballester Peña participó activamente. En efecto, hasta fines de los años veinte, este artista sostuvo un fuerte compromiso con el ideario ácrata, del que tomaría distancia ya entrada la década del treinta.

La campana –objeto para un llamado de atención, provocador de alertas, de despertar de conciencias– era puesta en juego en la publicación tanto en términos visuales como retóricos. Al tomar este elemento como metáfora del “periodismo moderno” en tanto “insonoro y apolillado leño”, se señalaba en la presentación que la publicación sería “una misérrima campana de palo entre otras tantas campanitas y campanazas de mohoso leño, mudas ante el espectáculo de la ignominia, la rapacidad, el chantage, el cohecho, la extorsión, la corrupción y demás ciones que por su longitud infinita no enumeraremos. […] Nietos, biznietos y tataranietos retozones de Tolstoi, Romain Rolland, del nazareno Gandhi y de otros apóstoles, se puede comprender en seguida cuál será nuestra orientación ética y nuestra actitud espiritual ante la feria de la realidad del mundo físico, del anímico, intelectual.2

Esta xilografía de Ballester Peña fue incluida en la primera página de la edición de La Campana de Palo de marzo de 1927 (año II, número 13), correspondiente a la segunda época de la publicación.3 La imagen fue diagramada junto al texto “Siluetas desconocidas” de Florencio Escadó, presentado entonces como “un nuevo prosista”. Como había sucedido en los números anteriores de la revista, en esa edición también aparecieron viñetas xilográficas que es posible atribuir a Ballester Peña, como la publicada en la página 2.

La imagen aparece dominada por la figura de un hombre que porta una antorcha –símbolo caro al ideario anarquista– y que se encuentra montado sobre una campana alada, comandándola en vuelo sobre un paisaje aludido por un árbol. En el centro de la campana está inscripto el signo "$ 5" y al pie de la imagen la mención “Una acción. La Campana de Palo”: se trata de referencias al costo asignado a cada una de las estampas xilográficas editadas por el artista, como campaña para recaudar fondos para las publicaciones de este grupo de intelectuales anarquistas.

En este sentido, se puede sostener que la xilografía resultó clave dentro del proyecto de La Campana de Palo: en la revista –cuyo costo era de 10 centavos– se mencionaba que “este grabado en madera que publicamos en la primera hoja de nuestro periódico lo emplearemos para hacer un tiraje de cien acciones. La suma que recojamos con ellas nos servirá como fondo de reserva para las ediciones sucesivas de los folletos que hemos venido anunciando. […] los accionistas tendrán opción a dos folletos gratis de la edición de lujo que será numerada de uno a cien, y veinte más fuera de comercio.”4 El único folleto publicado finalmente por La Campana de Palo como sello editorial, fue el texto de Luis Emilio Soto, Zogoibi: novela humorística (1927), crítica a la novela de Enrique Larreta publicada el año anterior.

La referencia a la “acción” puede leerse, en este contexto, en un doble sentido o, más bien, como juego de palabras: por una parte, considerando que la edición de la xilografía se trató de una estrategia para la obtención de dinero, el término alude a la acción en tanto valor bursátil; por otra parte, también puede considerarse que, en el marco de su publicación en una revista libertaria, remitía a la “acción directa” como denominación vinculada a algunas prácticas anarquistas.5

Para reforzar el valor simbólico de la estampa –lo que, a la vez, reenviaba a su valor de cambio– en el número 14 de La Campana de Palo se respondía a la supuesta queja de un lector, identificado como Serapio Gonzalvo, reprochándole que “su carta parece demostrar que al pagar cinco pesos por la Acción de nuestra editorial pagó una exorbitancia. ¿Qué pretende, señor mío, un grabado de Holbein o de Durero por cinco pesos? Una Acción que le da derecho a dos folletos, de nuestra primera y segunda edición; de yapa le regala un grabado de nuestro insigne grabador que cubre su retirada con el pseudónimo bárbaro Ret-Sellawaj, ¿no le basta todavía? ¿Querrá además, el indio y el tigre, ese tigre que para encontrarlo hay que zarandear toda la arena del desierto? Conténtese, criatura de Dios, o le tiramos por la cabeza ese pseudónimo bárbaro”. Efectivamente, la estampa incluye las iniciales RS, correspondientes al seudónimo Ret Sellawaj bajo el cual Ballester Peña firmó sus obras durante los años veinte: entre ellas, sus colaboraciones en publicaciones anarquistas.

En relación con la tirada de esta xilografía en tanto vía para la recaudación de dinero, cabe señalar que otra estampa, perteneciente a una colección privada, tiene la inscripción manuscrita: “Fondo para editar cuadernos artísticos literarios”; la referencia aparece firmada por Carlos Giambiagi en su rol de “administrador”, y datada en Buenos Aires en abril de 1927.6

Tanto dentro como fuera de las páginas de La Campana de Palo, –como imagen en la revista y como grabado original en tanto estampa autónoma–7 esta obra de Juan Antonio Ballester Peña contribuyó a dar anclaje visual a este emprendimiento cultural anarquista: a partir de la impresión de la matriz de madera grabada por el artista pudieron multiplicarse estas acciones gráficas.

Texto de Silvia Dolinko

 

Notas

1. Sobre el tema, véase Patricia Artundo (org.), Atalaya. Actuar desde el arte. El Archivo Atalaya, Buenos Aires, Fundación Espigas, 2004.

2. Anónimo, “Las campanas”, La Campana de Palo, Buenos Aires, año I, número 1, 17 de junio de 1925, pp. 3-4.

3. Un análisis de las distintas etapas de la revista en Patricia Artundo, “La Campana de Palo (1926-1927): una acción en tres tiempos”, en Revista Iberoamericana, vol. LXX, n. 208-209, julio-diciembre de 2004, pp. 773-793. Reeditado en Patricia Artundo (dir.), Arte en revistas. Publicaciones culturales en la Argentina 1900-1950, Rosario, Beatriz Viterbo, 2008, pp. 89-130.

4. Anónimo, “El grabado para las acciones”, La Campana de Palo, Buenos Aires, año II, número 13, marzo de 1927, p.7.

5. También en este sentido, el mismo grupo editor de la revista había sostenido tiempo antes la publicación Acción de Arte. Cf. Artundo, “La Campana de Palo…”, op. cit.

6. La inscripción manuscrita por Giambiagi en otra estampa de la tirada aparece con una leve variante: “Fondo editorial para Cuadernos artísticos literarios”.

7. Sobre la noción de grabado original, cf. Silvia Dolinko, “Grabados originales multiplicados en libros y revistas”, en Laura Malosetti Costa y Marcela Gené (comps.), Impresiones porteñas. Imagen y palabra en la historia cultural de Buenos Aires, Buenos Aires, Edhasa, 2009, pp. 165-194.

Campana de palo, 1927

Data sheet

Title: Campana de palo
Year: 1927
Technique: Xilografía sobre papel
13.5 × 13.5 cm
Inventary Number: 2003.42
Donation: Arquitecto Juan Ballester Peña, Buenos Aires, 2003

Fuera de exposición

Exhibitions

Malba. Donaciones, adquisiciones y comodatos, Malba-Colección Costantini, Buenos Aires, 2004-2005. Gráfica del anarquismo (1893-1939), Espacio de Arte de Fundación Osde, 2016. Verboamérica, Malba-Colección Costantini, Buenos Aires, 2016 (cat. exp. p. 240).

Bibliography