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Tanto Armonia-movimento-spazio (disegno astratto) como Forze centripete pertenecieron a la colección de Alberto Sartoris (1901–1998), situación natural si pensamos que el arquitecto y teórico de la arquitectura, además de historiador y crítico de arte, se había ocupado de la obra de Pettoruti, desde fines de la década de 1930, en reiteradas oportunidades. La elección de esos dibujos para ingresar a su colección tampoco era casual: Armonia-movimento-spazio (disegno astratto) había sido expuesto por primera vez en 1914 en Florencia, en la Prima Esposizione Invernale Toscana.

Lugar y año claves en la historia de este artista argentino (y latinoamericano), trasplantado desde su ciudad natal –La Plata, provincia de Buenos Aires– a aquella Florencia, cuna del arte del Renacimiento pero también escenario de las acciones e intervenciones de los futuristas. Esto es, dos dimensiones que son ineludibles a la hora de calibrar su producción del período 1914-1916, del que datan sus primeros collages, cartones para mosaicos, figurines para teatro, naturalezas muertas, paisajes y retratos. Simultaneidad de líneas de trabajo y de investigación que, en algunos casos, lo llevaron a subvertir los “géneros” artísticos tradicionales, como sucede en Luce-elevazione –en realidad, un retrato de Xul Solar–, por mencionar un ejemplo bien conocido de su pintura abstracta.

Pero, además, el conjunto de sus dibujos abstractos constituye una serie bien diferenciada en su producción, tanto por la técnica –carboncillo sobre papel– como por la restricción cromática autoimpuesta, que lo limita al empleo de una variadísima escala de valores; tanto por la rigurosa construcción geométrica –que contradice la naturaleza del medium elegido– como por el “motivo”: la dinámica del movimiento en el espacio.

Texto de Patricia M. Artundo, originalmente publicado, en versión inglesa, en Modern and Contemporary Masterworks from Malba – Fundación Costantini (cat. exp.), Mari Carmen Ramirez y Marcelo E. Pacheco (eds.), Museum of Fine Arts, Houston, 2012.