Anteproyectos de cárceles: sobre columna, flotante, subterránea es un tríptico que forma parte de la serie de “anteproyectos de arquitecturas carcelarias” realizada por Horacio Zabala entre 1973 y 1974. Zabala había estudiado Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires y, para sus anteproyectos de cárceles, tomó de dicha formación las convenciones del dibujo arquitectónico en la diagramación de diferentes plantas y cortes sobre papel de calco. La misma denominación de “anteproyectos”, utilizada en el conjunto de estas obras, remitía a los sistemas de codificación arquitectónica y al carácter proyectual del dibujo de planos. Anteproyectos fue también el nombre elegido por el artista para la exposición que realizó en 1973 en el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) de Buenos Aires, en la que exhibió sus primeras arquitecturas carcelarias, junto con mapas intervenidos, objetos, textos, heliografías y una estructura tubular que conformaba un espacio represivo. Zabala integró en esos años el Grupo de los Trece, un colectivo constituido a fines de 1971 en el marco del CAYC, cuya producción fue interpretada un año más tarde en los términos de un conceptualismo volcado al análisis de las contingencias sociales y políticas del propio contexto.

La obra presenta los tres principales modelos de arquitecturas carcelarias realizados por Zabala: sobre columna, flotante y subterránea. Cada uno exhibe un corte del habitáculo carcelario y su planta. Dispositivos de encierro para una única persona, en los que el dibujo arquitectónico remite a la instrumentación racionalizada del espacio en el disciplinamiento y control de los cuerpos. En cada dibujo se explicitan además los sujetos a ser confinados: se trata de cárceles “para artistas”.1

En un primer sentido, los Anteproyectos extendieron la reflexión, iniciada por Zabala en 1972, acerca de la institución artística como dispositivo disciplinario, como “cárcel”. Pero además de retomar y prolongar esta problemática, diagramaron su operatividad poética y crítica en la inscripción situada y contextual que la obra reclamaba al aludir, desde la representación proyectual de la arquitectura carcelaria, a las condiciones de represión y violencia de los escenarios argentino y latinoamericano de los primeros años de la década del 70. Así, los dibujos de cárceles para artistas podían entenderse como una referencia a los órdenes de poder de la institución arte en sus modos de productividad disciplinaria, pero también como un señalamiento de los límites de la práctica artística y una apuesta por desbordar sus encuadres institucionales para transformar las condiciones de existencia. Cabe acotar que estas consideraciones se inscribieron en un contexto caracterizado por una creciente radicalización política, en el que el imperativo de la revolución interpeló fuertemente las prácticas de los artistas, reclamando tomas de posición que entonces se pensaron como impostergables. En este sentido, en la presentación de la citada exposición Anteproyectos en el CAYC, Jorge Glusberg, director del centro, caracterizó la producción de Zabala como un “conceptualismo ideológico”, en cuanto su obra hacía explícitas “las estructuras represivas de la sociedad en la que le ha tocado actuar”.2 Por su parte, Zabala se refirió a sus Anteproyectos en estos términos:

Dado que los planos de arquitectura […] se entienden a nivel medio o masivo y comúnmente no forman parte del lenguaje estético –son utilitarios–, procuré convertirlos en una propuesta conceptual donde, de alguna manera, la mirada del participante –espectador mental– no sea solo estética, sino también reflexiva acerca de la realidad inmediata de América Latina.3

La operación conceptual de los Anteproyectos de cárceles articulaba una doble estrategia: la obra de Zabala recurría a la apropiación de las convenciones –fácilmente reconocibles– del dibujo arquitectónico y las inscribía en un nuevo contexto de significación. En esta operación, el orden técnico-instrumental del dibujo de planos era desplazado, para movilizar resonancias de sentido que apuntaban a interpelar, al mismo tiempo, el orden institucional del sistema del arte y las condiciones de conflictividad sociopolítica del contexto inmediato.

Texto de Fernando Davis

 

Notas

1. Otros Anteproyectos de Zabala introdujeron en su descripción una locación precisa, como las sierras de Córdoba, el río de la Plata, el río Paraná, la ciudad de Buenos Aires o La Pampa. Una variante de la cárcel subterránea para artistas la constituyeron los Anteproyectos de reformatorios para artistas o para artistas latinoamericanos.

2. Glusberg, Jorge, s/t, en Anteproyectos, Buenos Aires, Centro de Arte y Comunicación, 1973.

3. Sin autor, “De este lado de las rejas”, Panorama, Buenos Aires, año XI, nº 353, 1974, p. 46.

Anteproyectos de cárceles: sobre columna, flotante, subterránea, 1973

Ficha técnica

Título: Anteproyectos de cárceles: sobre columna, flotante, subterránea
Año: 1973
Técnica: Lápiz sobre papel de calco     
Tríptico: 47 × 116 × 3.5 cm
Nro. de inventario: 2010.41
Donación: Donación del artista y Henrique Faria Fine Arts, 2010

Fuera de exposición

Bibliografía